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Europa se implica en Georgia

Solana se reúne con los líderes de la región separatista de Abjazia - Rusia advierte a Tbilisi que no tolerará que ingrese en la OTAN

Pilar Bonet

Ante el agudizamiento de la tensión entre Georgia, de una parte, y la región separatista de Abjazia y Rusia, de otra, la Unión Europea quiere involucrarse más en este problema, que amenaza las fronteras reconocidas en el territorio de la ex Unión Soviética. Por primera vez, una delegación de la UE, dirigida por el alto representante de la política exterior, Javier Solana, viajó ayer a Sujumi, la capital de Abjazia, donde se entrevistó con los líderes separatistas.

Moscú mira con suspicacia la llegada de terceros a su zona fronteriza
Saakashvili busca aliados que den garantías internacionales

Para la UE el problema es encontrar su propio papel en Abjazia, entre la seducción del presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, el recelo de Rusia y el enquistamiento de los abjazos. De momento, Bruselas se orienta hacia proyectos de cooperación económica que ayuden a restablecer la confianza entre Georgia y Abjazia.

En pocas semanas, Abjazia, una pequeña región del mar Negro, se ha convertido en el destino de embajadores europeos y altos funcionarios del Departamento de Estado norteamericano. El motivo es la preocupación causada por las últimas iniciativas rusas en la zona de conflicto, entre ellas el envío de 400 soldados de las tropas ferroviarias a reparar las vías de tren en el sur de Abjazia.

En Tbilisi, Saakashvili señalaba a esta corresponsal que el único fin de las reparaciones es "reforzar las vías para que éstas puedan trasladar tanques" hacia el sur. Abjazos y georgianos fracasaron antes en el intento de reabrir las comunicaciones férreas entre ellos a lo largo del mar Negro, destruidas por la guerra (1992-1993).

"La Unión Europea tiene un papel que desempeñar y está dispuesta a ello", manifestó Solana tras conversar con Bagapsh. El alto representante insistió de entrada en que deben incrementarse los contactos bilaterales entre Tbilisi y Sujumi, pero Bagapsh reiteró que Abjazia pone dos condiciones a este diálogo. La primera es la retirada de los militares georgianos del valle de Jodor, una zona bajo control abjazo según el alto el fuego de 1994, que Georgia ocupó parcialmente en 2006. La segunda es que Tbilisi se comprometa a no atacar Abjazia y firme un acuerdo de no agresión.

Georgia considera que los pacificadores rusos que actúan en la zona en virtud de los acuerdos de 1994 se han convertido en parte del conflicto y amenaza con exigir su retirada, pero no ha dado pasos definitivos en este sentido. Tbilisi no tiene apoyo internacional suficiente para organizar una alternativa y además es posible que los rusos simplemente no se fueran, lo que pondría en un serio aprieto a Saakashvili. "Los pacificadores rusos cumplen una misión muy importante aquí. Están en Abjazia y se quedarán en Abjazia. Si Georgia plantea su marcha de su territorio, nosotros haremos todo lo posible para que se queden aquí", manifestó Bagapsh.

Moscú mira con suspicacia la llegada de terceros a una zona fronteriza que considera de su influencia y Bagapsh afirmó que "sin Rusia no hay solución" para el conflicto. "No concibo ninguna solución sin la participación de Rusia. Rusia es un jugador importante y espero que juegue de forma constructiva", le tranquilizó Solana.

El Kremlin contempla hoy el contencioso georgiano-abjazo bajo el prisma de la ampliación de la OTAN. En San Petersburgo, el presidente Dmitri Medvédev advirtió ayer a Saakashvili que Georgia no debe tratar de solventar los problemas separatistas mediante la entrada en la OTAN. El líder ruso hizo hincapié en que un eventual ingreso llevará a otra etapa de confrontación, según informó el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov.

"Comprendemos la posición de la UE y su deseo de participar [en la resolución del conflicto separatista]", dijo Bagapsh. El dirigente abjazo presentó su lista de deseos a los europeos, entre los que destaca desarrollar las relaciones económicas con la UE y también con Turquía, reparar el ferrocarril y abrir los puertos y las comunicaciones aéreas. "Si hay apoyo y comprensión de la Unión Europea, estas cuestiones se resolverán más deprisa", añadió.

La UE, como Rusia, reconoce la integridad territorial de Georgia, una de las 15 repúblicas de la extinta Unión Soviética. De ahí que todos parecen tener claro que la solución de los problemas pasa por una mejora de las relaciones de los separatistas y Tbilisi.

La díscola Abjazia está aislada internacionalmente, excepto de Rusia, país del que depende casi toda su economía. "Georgia, al imponernos sanciones y bloquear nuestro desarrollo económico, no nos ha dejado otra salida", afirmaba ayer un analista abjazo.

Con afán de seducción, el presidente Saakashvili recibió a la delegación europea el jueves por la tarde en Batumi, una bella localidad del mar Negro, cuyo desarrollo económico y aspecto floreciente contrasta con Sujumi, que no se ha recuperado de la guerra. El mensaje del presidente era obvio: Batumi, la capital de Abzaria, otra región rebelde que él sometió, florece gracias a su control, y Sujumi podría hacer lo mismo.

El precio es entregar su independencia de hecho o aceptar el último plan que les ha presentado, en el que les ofrece una amplia autonomía. Los abjazos desconfían del documento y afirman que llega demasiado tarde. Saakashvili busca aliados que den garantías internacionales a los abjazos y ve a la Unión Europea en ese papel.

El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, habla con el líder abjazo, Sergei Bagapsh, en Sujumi.
El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, habla con el líder abjazo, Sergei Bagapsh, en Sujumi.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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