Indemnizado 18 años después
Condena de 60.000 euros a La Paz por contagiar de hepatitis C a un bebé en 1990
Entró en las Urgencias del hospital La Paz con un choque séptico (infección gravísima y generalizada) y salió contagiado de hepatitis C, una grave enfermedad crónica que puede provocar que el hígado se inflame y deje de funcionar bien. Sucedió en abril de 1990, cuando Jesús (nombre ficticio; la familia no quiere revelar ningún dato personal) tenía sólo 16 meses. Los médicos consiguieron salvarle la vida, pero las transfusiones que necesitó estaban infectadas con el virus VHC, el de la hepatitis C.
La familia tardó 11 años en descubrirlo, porque el niño no se había encontrado mal. Un análisis detectó una elevación de las transaminasas y permitió diagnosticar una "hepatopatía crónica". Fue entonces cuando decidieron reclamar una indemnización. Y no ha sido hasta ahora cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) les ha dado la razón.
La sentencia obliga al Servicio Madrileño de Salud a pagar 60.000 euros por "el sufrimiento producido por las sucesivas y frecuentes hospitalizaciones y el tratamiento médico que dificulta enormemente su vida ordinaria". El TSJM, basándose en sentencias previas del Tribunal Supremo, condena a la Administración porque no aplicó los marcadores o reactivos que detectan el virus de la hepatitis C cuando analizó la sangre de las transfusiones.
Obligación de detectarlo
Los hospitales no tenían obligación legal de hacerlo antes de octubre de 1990, cuando se aprobó la orden ministerial que lo regula. Sin embargo, cuando Jesús fue infectado, en abril de ese año, los hospitales ya conocían que la hepatitis C podía contagiarse por una transfusión y ya se comercializaban los marcadores necesarios para detectar su presencia en la sangre. Por eso el tribunal considera que el hospital debió utilizarlos "para así evitar riesgos a los pacientes", dice la sentencia.
Jesús ya ha cumplido 18 años y, según el abogado que ha llevado el caso, Francisco Clemente, ahora se encuentra bien y no necesita medicarse. Sin embargo, al tratarse de una enfermedad crónica, "degenerativa" y "particularmente gravosa para la persona que la padece", el tribunal deja abierta la puerta a una nueva reclamación "si se producen otros daños en el futuro".
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