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Los hogares valencianos soportan más ruido que Madrid y Cataluña

El 33,2% sufren impactos acústicos del vecindario o de la calle

La Comunidad Valenciana se apunta otro liderazgo. El 32,2% de los 1.721.100 hogares tiene problemas de ruido producidos por vecinos o por el tráfico y las actividades que se realizan en la calle, según los datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el Anuario Estadístico de España de 2008. Superan en 0,7 décimas a los de la Comunidad de Madrid y en 6 puntos a los hogares catalanes que experimentan este tipo de problemas, pero sobre todo rebasan con mucho el promedio de España, que se sitúa en el 26,7%. Sólo Ceuta y Melilla, ciudades autónomas muy constreñidas en el territorio y sin posibilidad de crecer, dejan atrás a la Comunidad Valenciana con un 40% de hogares afectados por el ruido.

El ruido de un bólido de Fórmula 1 es más alto que un motor de reacción
El Consell pone en primer plano los beneficios de los grandes eventos

Los datos del INE, reflejados en la encuesta de condiciones de vida que contiene el anuario, confirman una vez más lo que ya apuntaban otros estudios: el ruido ocupa una parte importante de la vida de los valencianos, a la cabeza en muchas estadísticas de contaminación acústica. Alicante, por ejemplo, está abocada a soportar por la noche ruidos por encima de los límites tolerables. Un impacto al que están sometidos al menos el 22,3% de los alicantinos y cuyo origen, entre el 80% y el 90%, proviene del tráfico rodado.

También Valencia es una de las ciudades en las que tradicionalmente el ruido ha causado más problemas, y no solo por el intenso tráfico rodado y aeroportuario (los aviones atraviesan la ciudad para aterrizar en Manises y para despegar). Tras una intensa actividad judicial por parte de los vecinos afectados, el Ayuntamiento ha tenido que declarar varias Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS) en las que la actividad de los bares de copas hacía imposible la vida a los residentes.Valencia arrastra desde hace años la polémica por el exceso de contaminación acústica y las denuncias vecinales por la pasividad municipal a la hora de aplicar la ordenanza del ruido. Los jueces valencianos, el Tribunal Supremo e incluso el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo han afeado al Ayuntamiento de Valencia, gobernado por el PP, la dejación al aplicar la normativa y defender los intereses de los vecinos.

La nueva ordenanza, aprobada el pasado viernes en el pleno tras varios años de elaboración, está lejos de aplacar el debate sobre el ruido. Al contrario, acaba de abrir una nueva controversia con la inclusión de las carreras de Fórmula 1 en el circuito urbano de El Grau entre las fiestas tradicionales a las que se permite superar los límites acústicos. El problema no es que se exima de la ordenanza a los bólidos del Gran Premio de Europa que se celebrará a finales de agosto, sino que el texto prevé que también se salten los decibelios otros eventos del motor y los correspondientes entrenamientos. Así lo denunció la concejal socialista Carmen del Río, quien pidió sin éxito que la Fórmula 1 se tratara como una excepción aparte, sin mezclarla con las Fallas o el Corpus, y se eliminara la referencia a otras competiciones del motor para no provocar que Valencia se convierta toda ella en un circuito.

La concejal responsable de Contaminación Acústica, Lourdes Bernal, se aprestó a contestar que "cualquier carrera con vehículos de motor precisará de una autorización municipal" y negó que se pretenda "abrir la mano". Pero la excepción ha llegado antes que la regla. La nueva ordenanza no ha tardado ni tres días en estrenar la posibilidad de eximir de los límites de ruido a las carreras de motor.

Ayer mismo, el vicepresidente del Consell, Vicente Rambla, acompañado, entre otros, por el concejal de Deportes, Cristóbal Grau, anunció la celebración en el circuito urbano de Valencia de dos nuevas competiciones. El Gran Campeonato de España de Fórmula 3 y el Open Internacional de Turismos se correrán los días 26 y 27 de julio. Rambla aseguró que estas carreras serán un "ensayo de alto nivel que facilitarán divulgar y conocer las condiciones y características del circuito urbano".

Así, los vecinos del Marítim y otros distritos cercanos al circuito soportarán un altísimo nivel de ruido en sus casas. Según algunos especialistas, a una distancia de 35 metros el ruido de los coches de Fórmula 1 es más alto que el sonido de un motor de reacción de un avión al despegar. Con el bólido en marcha, a 15 metros de una persona, el sonómetro se eleva hasta los 125 decibelios, suficiente para causar un daño permanente en el aparato auditivo.

Como comparación, valgan los parámetros de la nueva ordenanza, que prevé niveles de 65 decibelios durante el día y de 55 por las noches. De ahí las excepciones que contempla, que incluyen también a un total de 13 fiestas cuyo jolgorio queda blindado. Este periódico preguntó ayer a la Concejalía de Contaminación Acústica si las carreras de julio ya cuentan con el permiso que mencionaba Bernal para que estos eventos puedan obviar los niveles máximos de ruido, sin obtener una respuesta.

La plataforma vecinal y de ecologistas contraria al circuito ha denunciado desde el principio que el autódromo afectará negativamente a la calidad de vida de los distritos del entorno y han exigido medidas que minimicen el ruido. También la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia ha criticado que se otorgue la declaración de interés general al circuito y ha mostrado su "preocupación por el ruido, los cortes de tráfico y la calidad de vida esos días", dijo ayer su presidenta, María José Broseta.

Los días de molestias por el circuito -carreras y entrenamientos previos- ya no se restringirán a agosto, sino que comenzarán en julio. El Consell, sin embargo, pone en primer plano la atracción de estos eventos, que en palabras de Rambla "se han convertido en un elemento dinamizador de la economía". Según sus cálculos, los "grandes eventos tienen una repercusión directa de 6.000 millones de euros y generan más de 140.000 empleos".

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