"¿Solución? Vender sólo el pescado legal"
Acaba de volver del Atlántico sur, donde hizo su última marea. En Montevideo, en el camarote de su palangrero, escuchó por radio a la ministra socialista Elena Espinosa y se indignó. Francisco Portela Baz (A Guarda, 1963) es armador, capitán de pesca y presidente de la Asociación Nacional de Armadores de Buques Palangreros de Altura, así como directivo de Cepesca, la gran patronal pesquera española. Afirma que la única solución para que la pesca gallega vuelva a ser un negocio rentable es que "en los supermercados sólo pueda venderse el pescado que acredite estar en una lista blanca, es decir, que haya sido pescado y procesado legalmente".
Portela representa a la nueva generación de armadores gallegos. Tiene formación, título de patrón, habla idiomas y preside una empresa pesquera que posee dos buques de altura con ultracongelación a bordo. Pesca pez espada, tiburón y atún. Dice que le duelen los dientes de vender su pescado a 3,6 euros el kilogramo y "verlo en el Mercadona o El Corte Inglés de enfrente a 20 euros el kilogramo".
"Si tuviera algo que esconder me dedicaría al narcotráfico"
"No queremos precios mínimos y sí que el pescado se venda etiquetado"
"El Gobierno se está cargando a la clase media española con el sector primario"
Pregunta. ¿Gana usted dinero?
Respuesta. Ninguno. Yo he propuesto a todo el sector que si en esta marea [se refiere al amarre indefinido de la flota iniciado el viernes como protesta] no se resuelve el problema, presentemos suspensión de pagos.
P. ¿La culpa es del gasóleo?
R. ¡Qué gasóleo! El gasóleo es la última copa, la puntilla. El problema es que este Gobierno de derechas nos vende la moto de la globalización y del mercado libre, pero sólo es libre en el primer eslabón.
P. ¿Qué quiere decir?
R. Que si está regulada la importación de coches, la de metales... ¿por qué no está regulada la entrada de pescado? Peor aún: ¿Por qué mi pescado, que viene en cámaras de ultracongelación, elaborado y listo para vender, se vende al lado de la porquería que viene de Asia sabe Dios cómo? Se vende sin etiqueta, sin trazabilidad, sin saber quién lo ha pescado, cuando a mí me lo exigen, pero no lo usan en la venta.
P. A su juicio, ¿cómo se puede resolver esto?
R. Con una regulación del etiquetado. ¿Cómo se hace esto? Que el Gobierno y la Comisión Europea elaboren una lista blanca de barcos y flotas que cumplen con todos los requisitos y normativas, que llevamos biólogos abordo y que no rompemos la cadena del frío. Y que sólo pueda llegar al mercado el producto de esa lista blanca. Ya está. Sólo pedimos que se haga lo mismo que se hace con los coches. Si dejaran vender coches hindúes o chinos sin control, como pasa con el pescado, también Citroën estaría en regulación de empleo. Nosotros pescamos sólo donde nos dejan, lo que nos dejan y cuando nos dejan. Y luego tenemos que vender en lonja y al precio que dictan las grandes distribuidoras.
P. ¿Por qué los armadores, cuando les iba bien, no se han metido en la cadena de la distribución?
R. Claro, lo que pasa es que yo ya intenté absorber El Corte Inglés y no pasé del portero. ¡Ja! ¡La cadena de la distribución! Nosotros sabemos de pesca y eso no significa que sea obsoleto o neandertal. No podemos competir con la distribución, simplemente porque las reglas del mercado están hechas para ellos, porque este Gobierno, como el resto de los gobiernos europeos, son de derechas, neoliberales en esto. Y no lo digo sólo por nosotros, los armadores. Es el mismo problema que tiene la agricultura. ¿Cómo es posible que estas reglas del mercado permitan a la distribución trabajar con márgenes del 300% con nuestros productos? Se están cargando a la clase media española.
P. ¿Los supermercados ganan un 300% con su pescado?
R. Con el mío y con el de los demás. Yo tengo dos barcos en los que he invertido una millonada para congelar y elaborar el pescado a bordo; me paso cuatro meses en la mar y traigo un pez espada de primera calidad, ¿vale? Cuando llego al puerto de Vigo, el intermediario que compra en la lonja me da 3,60 euros por kilo: Él, sin hacer nada más, se lo vende a Alcampo, a Gadis o a El Corte Inglés a 4 euros; ¡y ellos lo venden al público a 20 euros!
P. ¿Lo que ustedes, los armadores gallegos, piden son precios mínimos en lonja?
R. Nada de precios mínimos. Lo que pedimos es que el pescado se venda etiquetado, para que cuando un señor o una señora compra mi pez espada allí ponga Pesquera Portela y que ese pescado informe dónde se pescó, cuándo se pescó y dónde se descargó. Estamos hartos de engaños, de que la pota se venda como calamar, a precio de calamar; de que la quenlla se venda como tiburón; de que se venda pescado asiático descongelado y de piscifactoría como si fuese pescado fresco. No queremos precios mínimos, porque nuestros productos, los de la flota gallega, se venden solos. Tampoco queremos que las grandes áreas comerciales dejen de ganar dinero, pero que en vez de hacerse multimillonarias se hagan sólo millonarias.
P. Pero Cepesca pide subvenciones para un plan de reconversión y desguace de la flota.
R. Nosotros somos miembros de Cepesca y creemos que se está entendiendo mal el mensaje. Quizás haya que reconvertir flota, pero el verdadero problema es este que estoy describiendo. No puede seguir entrando pescado de importación sin control. No se puede vender el pescado asiático al lado del nuestro, sin que el consumidor sepa cuál es cual. Peor aún, engañando al consumidor haciéndole creer que una merluza negra descongelada de Senegal es la de un armador del pincho de Burela. Yo no quiero subvenciones, quiero que el Gobierno haga cumplir las leyes.
P. ¿Se puede seguir viviendo de la pesca?
R. No. Nosotros, pobres idiotas, queremos seguir viviendo de nuestro trabajo. No creo que haya demasiados barcos legales, lo que sucede es que hay demasiados barcos piratas. Taiwan, China, Indonesia, Filipinas... Pescan lo que quieren y nos lo venden a nosotros. Cuando yo empecé a pescar, con una marea te comprabas un coche y con dos mareas te hacías una casa. Hoy estamos todos hipotecados, con nuestras empresas endeudadas y sin que ningún gallego quiera embarcarse. ¿Cómo van a querer si se gana menos en la mar que en tierra?
P. La leyenda negra de la pesca gallega habla de dinero negro, de grandes fortunas armadoras, de esquilmar los mares.
R. El viernes fue la primera vez en mi vida que participé en una manifestación. ¿Dinero negro? Si yo tuviera algo que ocultar no me dedicaría a la pesca, me dedicaría al narcotráfico. La pesca ha cambiado mucho. Somos nosotros los que pedimos listas blancas, trazabilidad, transparencia de mercado, control de calidad, estudios biológicos, una ley de márgenes comerciales, etiquetado, estricto control de la cadena de frío, de las importaciones. El pescado es un alimento de primera calidad y tenemos una flota de cine. Primero nos dieron aquellas ayudas románticas para seguir pescando y ahora nos las quieren dar para que dejemos de pescar. No queremos ni un euro, ni costarle un euro a nadie. Hemos invertido mucho y trabajado mucho para que ahora nos pongan panga podrida, que la gente no sabe ni cómo se cultiva, al lado de una carioca nuestra.
P. ¿Si se hace lo que ustedes proponen, subiría el precio del pescado?
R. Al revés, bajaría el pescado, y lo mismo para el resto de los alimentos, y bajaría el IPC. A nosotros nos pagarían más por la buena mercancía y el cliente pagaría menos por la mala. Es así de sencillo y creo que si el Gobierno no lo hace es porque no es de izquierdas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.