Messana: restaurante coctelería
Es necesario revitalizar la Valencia antigua, en cuyos edificios se alternan la decrepitud con la renovada lozanía, y cuyas plantas bajas acogen oficios tradicionales a la vez que restaurantes humildes y posmodernos.
Hay alternativas a esa visión, y una de ellas la representa este Messana, restaurante de todo uso, encajado en un edificio de fábrica acorde a su año de construcción y al que se ha liberado de paredes y revocos para dar lugar a un amplio espacio, ordenado con moderno mobiliario e iluminación y decorado con grandes y resultonas fotografías.
Como elementos gastronómicos a destacar, sin duda y en primer lugar, la barra: donde se preparan y consumen cócteles a discreción; exótico e inhabitual prodigio en una ciudad como la nuestra que ha perdido casi cualquier referencia con ese punto de la cultura que era el combinado.
Y después del trago corto, a comer. Bien sea a la carta o eligiendo cualquiera de los menús que nos ofrecen a un ajustado precio. El milhojas de foie, las cocas de llanda con anchoas, rúcola y pesto, satisfacen en general, aunque sería necesario afinar un tanto la preparación, a la que la abundancia y gran sabor de los integrantes limita en su disfrute.
Hechos similares se repiten en otros platos, de correcta concepción y ejecución, más a los que el exceso de tamaño y la potencia en las combinaciones no termina de beneficiar; tales los lomos de bacalao o el cordero, que harán disfrutar a los más comedores más que a aquellos proclives a las sutilezas de la nueva gastronomía.
Sus virtudes se centran en lo cotidiano, en la celebrada cocina casera: que la suerte les acompañe y en su visita puedan disfrutar con manjares en proceso de extinción, sean las croquetas de pollo, sea el arroz al horno.
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