Rey de la crítica mugrienta
Un 'blogger' maleducado triunfa con su ácida visión
Matt Weatherford era sólo un tipo de Arvada (Colorado), que desde 1998 se dedicaba a escribir sobre cine en su propia web (www.bigempire.com) bajo la cobertura de su otra identidad, The filthy critic (El crítico mugriento). Sin experiencia y sin expectativas, en su primera crítica, la de Algo pasa con Mary, Weatherford dedicaba multitud de epítetos más bien crudos a la película, marcando el inicio de un estilo descontrolado que sólo podría perpetuarse en algo tan íntimo a la vez tan masivo como Internet. Sus críticas, plagadas de insultos, metáforas imposibles con final escatológico y exabruptos sin tregua, pronto obtuvieron el apoyo de un núcleo duro de fans. Una facción cinéfila radical que adoraba la personalidad de Weatherford, un cruce entre el internauta más bien bruto y sin complejos y el hater -textualmente, "el odiador", una palabra inglesa que define al que odia a todo y a todos sin distinción de raza, sexo o credo-.
"¿Almodóvar? No soy lo suficientemente gay para que me gusten sus películas"
El propio crítico cuenta sus inicios por correo electrónico: "Siempre se me ha dado bien el lenguaje soez, me manejo a la perfección en ese terreno". Y sigue: "En cierto sentido me acerca a la masa vulgar, ésa que adora los lenguajes primarios". La sorprendente eclosión de este personaje, alejado de las multinacionales, los pases privados o las ruedas de prensa ("De momento no han intentado comprarme, pero, ¿quién sabe? Pueden empezar por enviarme una caja de cervezas"), ha sido una gentileza del escritor Stephen King, que le cita constantemente en su columna mensual en la revista Entertainment weekly y que le ha convertido en una auténtica celebridad.
Los usuarios de su web se acercan ya a los 450.000 mensuales lo que sólo puede calificarse de extraordinario, tratándose de una página rústica, que parece proceder de la prehistoria de Internet, llena de larguísimos párrafos empachados de mala leche: la digestión de "mucho cine barato", reconoce el afectado.
No hay fotos, ni vídeos, ni ninguna concesión a la galería y sólo un icono guía al visitante: una mano, que muestra el número de dedos equivalente al número de estrellas otorgadas a la película. Una estrella se merece -obviamente- el dedo corazón. Weatherford confiesa: "Desde que King habla de mí, aparte de crecerme el pelo púbico, hay un montón de gente que me escribe con toda clase de peticiones. Incluso me llamó un editor que dijo no conocerme de nada pero que al mismo tiempo consideraba imprescindible lanzar un libro con mis críticas".
El mugriento escribió en Rolling Stone. "Hacía la sección de tele con mi estilo habitual y de repente la quitaron. No sé qué pensar... Me tuve que tragar un montón de series desagradables", cuenta. Incluso fingió su propia muerte cibernética: "Atropellamiento letal por bicicleta", se leía en su esquela en 2003, aunque reconoce que escribe "por hobby". "Mi verdadero trabajo es otro, que no voy a revelar". Weatherford se despide con una consideración sobre el cine español, cuyo conocimiento, admite, se limita a Almodóvar: "No soy lo suficientemente gay como para que me gusten sus películas".
Babelia
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