El alma de los bares

Cuando el Ribborn abrió sus puertas hace ocho años el Born eclosionaba como un referente del ocio nocturno barcelonés (para desesperación de muchos vecinos). Nunca fue un bar del montón. La fama de sus mojitos, caipiriñas y daiquiris traspasaron las fronteras del Casc Antic, y su programación de actuaciones musicales en directo le hizo subir un par de peldaños que le distinguieron de la mayoría de bares y restaurantes que poblaban el barrio. Pero el cuento de hadas acabó cuando una tormenta municipal se llevó por delante a locales históricos -y no tan históricos- de la ciudad como La Paloma y el London Bar por no disponer de las licencias pertinentes. Y Lluís pensó que su negocio era antes que la música.

Al Ribborn le ha pasado lo mismo que a otros locales que nacieron con la vocación de programar actuaciones en directo y han tenido que dar marcha atrás: se ha quedado sin alma. Ese vacío cultural lo cubren ahora exposiciones temporales de fotografía y pintura. Y Lluís le da vueltas a la idea de montar sesiones de cortos, aunque por el momento sólo es un proyecto. Pero la música se ha ido a otra parte y no parece que vaya a volver. Y aunque las actuaciones en vivo vuelven a recuperar el espacio perdido estos últimos años, Lluís todavía tiene el miedo metido en el cuerpo.

De cualquier modo, el Ribborn sigue siendo un lugar muy recomendable, donde la parroquia puede conversar y dejarse acariciar por una cuidada selección musical basada en los sonidos del soul y del jazz. Y todo bañado en una atmósfera roja que, en palabras de Lluís, "hace a la gente más guapa". Queda el piano, para los que gusten de refugiarse en el pasado. Y para los que prefieran vivir al día, prueben alguno de los excelentes cócteles que sirven.

- Lo más: sigue siendo uno de los locales punteros del Born.

- Lo menos: un escenario menos en el que los artistas no profesionales puedan demostrar su talento.

- Dirección: Ribborn. Antic de Sant Joan, 3. Barcelona. Teléfono: 93 310 7148.

jbauza@elpais.es