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La ofensiva terrorista

ETA cargó la furgoneta de Legutiano en su nuevo taller de explosivos en Francia

La Guardia Civil busca ADN en una capucha hallada en el vehículo abandonado

La furgoneta Citroën Berlingo utilizada por el comando Vizcaya de ETA para atentar contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Legutiano (Álava) fue robada en Francia el pasado 16 de abril en un taller de una localidad próxima a Limoges, según confirmaron ayer fuentes de la lucha antiterrorista. La Guardia Civil ha obtenido este dato tras encontrar en el coche en el que huyeron los terroristas, que fracasaron al intentar quemarlo, el llavero de dicha furgoneta que, además, ha sido reconocido por su dueño.

Los terroristas usaron 100 kilos de explosivo con algún reforzador
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Los investigadores están convencidos de que la banda ha recompuesto su fábrica de artefactos explosivos en el sur de Francia, que fue ahí donde fue cargada la furgoneta bomba con más de 100 kilos de explosivo (aún sin determinar) reforzado.

El vehículo Peugeot 306 usado en la huida por los dos terroristas -que se sospecha pueden ser los liberados (a sueldo) Jurdan Martitegi Lizaso y Arkaitz Goikoetxea Basabe- se ha convertido en la mejor fuente de pistas que pueden conducir en poco tiempo a la identificación y posible detención de los terroristas. "Es que como pensaban que iba a quedar destruido no tuvieron ningún cuidado", aseguran fuentes de la investigación.

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Los terroristas habían colocado en su interior una garrafa de gasolina y otra de otro líquido incendiario, conectado a una especie de detonador. Éste estalló pero no prendió el combustible y, por tanto, las posibles huellas están intactas. La Ertzaintza localizó poco después de las tres de la madrugada el Peugeot, que había sido robado el 14 de abril en Berango, y sus desactivadores lograron neutralizar el artefacto incendiario que había en su interior.

Los ertzainas localizaron en el salpicadero del coche una capucha. De hecho, el etarra que aparcó la furgoneta bomba frente a la casa cuartel iba embozado para evitar ser reconocido a través de las cámaras que los investigadores han visionado para reconstruir el modus operandi del atentado, el mismo que emplearon Martitegi, natural de Durango, y Otazua, de Barakaldo, en el atentado contra el cuartel del instituto armado en Durango en agosto de 2007.

En aquella ocasión, pese a que los terroristas hicieron estallar el coche de huida, la Ertzaintza logró obtener de un pelo encontrado en el reposacabezas del copiloto el ADN que hizo posible la identificación de uno de los liberados. El hallazgo íntegro del vehículo permitirá huellas o restos biológicos a partir de los cuales obtener el ADN para identificar a los terroristas. Y la Guardia Civil, encargada de las pesquisas, apura la investigación para dar con los activistas y para golpear la red de legales (sin fichar) que ha permitido al comando Vizcaya moverse, por ahora, sin dificultad.

El guardia asesinado en Legutiano, Juan Manuel Piñuel, tuvo tiempo de informar, antes de morir, de que había visto a dos personas, dos hombres, dejando el vehículo bomba y saliendo a la carrera del lugar. Los investigadores subrayan la temeridad con la que están actuando Martitegi y Otazua y cómo se encomiendan a la suerte.

Fuentes de la investigación confirmaron a Vasco Press que el Peugeot nada más empezada la huida dio un frenazo brusco al llegar ante el cuartel de la Guardia Civil y, bien porque el suelo estaba mojado -esa noche fue muy lluviosa y en Legutiano se pensó al principio que el estallido era un trueno- o por exceso de velocidad, perdió por un instante el control del vehículo. Ese incidente no le impidió continuar su trayecto en dirección a Bilbao por el puerto de Urkiola hasta una pista forestal, donde abandonaron el coche cuyo artefacto no estalló.

Guardias civiles y bomberos inspeccionan la zona del atentado.
Guardias civiles y bomberos inspeccionan la zona del atentado.S. CIRILO

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