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Detenido el profanador de una tumba que robó un anillo al cadáver

Los Mossos d'Esquadra recuperan la joya tras la confesión del enterrador

Esta es la historia de un marginado social capaz de hacer lo impensable para suministrarse la dosis de heroína que necesita. Se llama José Manuel E. C., tiene 24 años y trabajaba de enterrador en el cementerio de Sant Andreu de Barcelona.

Los Mossos d'Esquadra le han detenido acusado de profanar una tumba y robar un anillo de oro a un cadáver al que había dado sepultura en el mes de marzo. El pasado sábado declaró en el juzgado de guardia y quedó en libertad con cargos.

Primero ante la policía y después ante el juez, el enterrador confesó el delito con toda clase de detalles. Relató que sobre las 23.00 horas del pasado 25 de abril saltó una tapia del cementerio y utilizó una llave maestra para acceder a los vestuarios y al almacén del material. Allí pudo coger las herramientas que necesitaba para abrir el nicho y el féretro.

La profanación fue descubierta por el hijo del difunto el 27 de abril, cuando acudió al cementerio y pensó que había sido manipulada la losa de cemento que precintaba la tumba. El encargado del camposanto le confirmó sus sospechas. Los Mossos d'Esquadra tomaron declaración a la familia y así se cayó en la cuenta de que antes de que el cuerpo recibiese sepultura, los dos enterradores abrieron el féretro por deseo de los parientes. Y fue en ese momento cuando José Manuel E. C. se quedó con la imagen del anillo de oro que lucía el difunto. Semanas después recordó aquellos hechos y pensó que la joya podría servirle para comprar la droga.

41 euros

La familia asegura que el anillo de oro estaba valorado en 5.000 euros, pero el presunto ladrón explica que sólo le abonaron 41 euros en la tienda de compra-venta del centro de Barcelona a la que acudió. Eso es, al menos, lo que dice la factura que le pagaron a su nombre. Los propietarios de esos establecimientos han explicado a la policía que José Manuel E. C. era un cliente habitual y que en diversas ocasiones había vendido objetos de valor similar.

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El anillo ya ha sido recuperado por los Mossos d'Esquadra, pero el caso todavía no está cerrado. Y es que la familia duda de que el ladrón no se llevara también los tres relojes con los que fue enterrado el difunto: dos de ellos valorados en 18.000 euros cada uno y otro de 60.000 euros.

El enterrador ya ha declarado que él sólo cogió el anillo de oro, probablemente porque los relojes estaban cubiertos por las ropas del difunto. Para salir de dudas y aclarar si el cadáver sigue enterrado o no con los tres relojes, la policía autonómica ha pedido al juzgado que investiga el caso que le permita la exhumación.

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