El PP aparece unido al Gobierno por primera vez tras un atentado

No fue posible en 2006, cuando el 30 de diciembre ETA mató a dos ciudadanos ecuatorianos, Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, en el aeropuerto de Barajas; tampoco cuando el 1 diciembre de 2007 dos guardias civiles, Raúl Centeno y Fernando Trapero, fueron acribillados a balazos por etarras en la localidad francesa de Capbreton; ni cuando el pasado 7 de marzo la banda terrorista asesinó al militante socialista vasco Isaías Carrasco. A la sexta víctima de ETA, el guardia civil Juan Manuel Piñuel, desde que la banda rompió la tregua de hecho al volar la terminal 4 del aeropuerto de Madrid, el PP ha decidido cambiar sus posiciones anteriores y aparecer unido a todos los partidos con representación parlamentaria, con su firma y con su foto.

"Si las cosas se ponen feas, estaré a su lado", reiteró Rajoy al presidente

La portavoz del PP desistió de incluir la renuncia a negociar con ETA

Y lo ha hecho a pesar de que el PSOE y el resto de los grupos políticos no atendieron una petición de la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría. La dirigente popular propuso que en el comunicado conjunto figurara el compromiso de que los poderes públicos no volverán jamás a establecer un diálogo con ETA. No es el momento ni el lugar para un asunto que corresponde a una discusión entre partidos políticos, le dijeron varios portavoces, en presencia también de los máximos representantes de UGT y CC OO, Cándido Méndez y José María Fidalgo, respectivamente, del sindicato USO y de las patronales CEOE y Cepyme. Sáenz de Santamaría no insistió aunque dejó claro que esa es la posición del PP.

Esto no había ocurrido tras las cinco muertes anteriores en las que la negativa de los demás a incorporar esa petición, expresada en la exigencia del PP de retirar la resolución del Congreso que contempla el diálogo con ETA en ausencia de violencia, motivaba invariablemente que los populares se sintieran libres para censurar al Gobierno y comparecer en solitario. También ayer el responsable de Justicia y Libertades del PP, Ignacio Astarloa, comentó de manera informal que lo habitual es comparecer solos. Tras esa consideración, los demás expresaron el deseo, también habitual en ellos, de aparecer unidos. Sáenz de Santamaría cerró el asunto y dio el sí a la foto general y a que el portavoz socialista, José Antonio Alonso, leyera el comunicado. El texto era el mismo que vio la luz tras el asesinato de Isaías Carrasco. Pero faltaban dos palabras de cuya ausencia Sáenz de Santamaría y Astarloa repararon de inmediato. Se decía en el texto inicial que los partidos y organizaciones firmantes combatirán a ETA hasta derrotarla definitivamente a través del Estado de derecho. Se omitió que sólo se utilizará "la fuerza exclusiva" del Estado de derecho. De error involuntario tildó esa omisión el secretario de Organización, José Blanco, encargado habitualmente de proponer un texto como partido mayoritario.

El cambio en el PP que se apreció por la mañana con esta unidad fue ratificado por la tarde con la palabra del presidente de ese partido, Mariano Rajoy. El dirigente popular, así como Josep Antoni Duran Lleida (CiU) y Josu Erkoreka(PNV), comunicaron al presidente del Congreso, José Bono, que renunciaban a la pregunta destinada al presidente del Gobierno en la sesión de control. A cambio, expondrían su posición sobre el atentado. Es verdad que Rajoy dio a entender que si ahora tendía su mano al Gobierno era porque éste había cambiado y afrontaba la política antiterrorista con la persecución de los terroristas. Rajoy recuperó sus palabras de enero de 2007, tras el atentado de la T-4. "Si las cosas se ponen feas, cuando se apaguen las luces de la fiesta y haya que apretar los dientes, yo estaré a su lado", recordó Rajoy a Zapatero. "Yo le ofrezco mi apoyo y que recuperemos el consenso que en su día se perdió, y le digo que pondré todo de mi parte para que los españoles nos vean juntos, para trabajar por la derrota de ETA". Esa oferta directa de Rajoy no tuvo respuesta de Zapatero sino que en su intervención se refirió a "todos" para agradecer la unidad de los partidos y las organizaciones sociales y sindicales en la lucha contra el terror. "El peso de la ley, la justicia y el Estado caerá sobre quienes han cometido este acto criminal", dijo Zapatero, que pidió confianza en la democracia para acabar con "el fanatismo asesino".

No hubo cambios en las posiciones de Duran Lleida y Erkoreka, que se mantuvieron fieles a su estilo. "No nos moverán en la apelación total a la unidad de los demócratas", proclamó Duran. Erkoreka expresó su indignación y su vergüenza porque alguien pueda situar al PNV con algún punto de unión con ETA o quienes les amparan. La unidad recuperada se selló con un minuto de silencio en el hemiciclo, solicitado por Bono. El homenaje a Juan Manuel Piñuel había empezado a las doce del mediodía con otro acto silencioso de más de cuatrocientas personas, entre políticos, funcionarios, sindicalistas y representantes empresariales, codo con codo, en las escalinatas del Palacio de las Cortes.