Queremos ver fantasmas

Quien quiera ver fantasmas que los vea", declaró el pasado jueves Andrés Martínez, presidente de los regantes de Villena (Alicante) y uno de los más destacados protagonistas de la guerra del agua declarada por el PP desde la Comunidad de Valencia. Andrés Martínez respondía así a quienes consideran contradictorio que, por una parte, el municipio de Villena reclame un trasvase para regar mientras que, por otra, vende agua de un acuífero para ser embotellada. Tal vez Martínez no es consciente de que en este caso los fantasmas se manifiestan, con independencia de que se quieran ver o no. Y, además, algunos se manifiestan en botella, que es la forma que prefieren los genios, al menos desde los tiempos de Aladino.

El presidente de los regantes de Villena no debería precipitarse al declarar la localidad libre de fantasmas y, también, de genios. Habrá que ver cómo funciona la planta de embotellamiento que la multinacional Danone levantará parcialmente en una parcela de su propiedad, porque los fantasmas, y más aún los genios, según la abundante literatura escrita a su cuenta, suelen complacerse en confundir y enmarañar las cosas. Imagine el presidente de los regantes por un momento que, sólo por reírse, los fantasmas y los genios de Villena, si acaso los hubiese, se dedicaran a embotellar el agua para el riego y a regar con el agua embotellada. Puesto que Andrés Martínez no ha dejado nunca de reclamar agua de calidad para los campos de Villena, ahí tendría: los fantasmas y los genios, ajenos a la guerra del agua, habrían atendido ingenuamente su reivindicación pensando que era un deseo. Para Andres Martínez no se sabe. Para nosotros, en cambio, sería la prueba que esperábamos para afirmar que los fantasmas y los genios existen.

La Generalitat valenciana ha declinado pronunciarse sobre los fantasmas y los genios de Villena, porque se trata de un "asunto privado". Más que privado, debe de ser íntimo; es en la intimidad donde mejor se manifiestan los fantasmas. También los genios, a los que, según experimentó Aladino, luego no hay manera de devolver a su botella.