Dudas sobre el impacto de los barbarismos en el catalán
"Que ningún megacrack se abra del congreso", pidió Josep Lluís Carod Rovira en la apertura del Primer Congreso de Neología. Nadie se abrió, pero ayer el simposio cerró sus puertas y tras ellas quedó la duda de si los extranjerismos son un abrazo o una trampa para la lengua que los adopta, especialmente en el caso del catalán.
Maria Teresa Cabré, filóloga y alma del congreso, tiene constancia de que el catalán usa cada vez más recursos propios para crear nuevas palabras como ecosocialista o blaugrana. Además, asegura, "los extranjerismos no empobrecen la lengua que los adopta", sino que son un recurso más para "adaptarse a nuevas realidades".
Joan Martí i Castell, presidente de la sección filológica del Institut d'Estudis Catalans (IEC), es menos condescendiente y cree que el catalán tiene un "probable déficit" en los neologismos de creación propia, motivado por la "anormalidad de la lengua catalana, aún condicionada por el castellano". Porque el castellano tiene "más poder" que el catalán, éste debe ser "más cauto" al incorporar extranjerismos. Martí insiste en que "una vez se adopta un barbarismo, el proceso es irreversible", por eso el IEC apuesta, siempre que sea posible, por una solución genuina: "Si no funciona, estamos a tiempo de rectificar y usar la fórmula venida de fuera".
Lenguas en tránsito
El congreso, que ha aglutinado durante cuatro días en Barcelona a 150 especialistas mundiales, ha concluido que uno de los síntomas de vitalidad de una lengua es su capacidad de renovarse, labor a la que contribuyen los neologismos. "Son connaturales a las lenguas", opina José Antonio Pascual, vicedirector de la Real Academia Española, y cada lengua tiene sus propios mecanismos de creación. Martí i Castell habla del castellano como una lengua "especialmente creativa, porque observa a los hablantes de la península Ibérica, además de a los de América Latina", pero también muy "permeable", al contrario que el francés, un idioma "blindado".
En opinión del miembro del IEC, el prestigio de una lengua es "crucial" a la hora de incidir en las demás, razón por la que el inglés ha penetrado por las rendijas del catalán hasta el punto de que nombres como Catalunya Ràdio o Futbol Club Barcelona siguen la estructura inglesa. Una muestra, a ojos del filólogo, de "esnobismo y modernidad mal entendida".
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