El placer de un buen chuletón a la parrilla
ASADOR MADRILEÑO, un nuevo restaurante de la familia Tejedor en Madrid
Con la inauguración de este sexto local en Madrid, la familia Tejedor se reafirma en un estilo con el que viene cosechando éxitos ininterrumpidos. Un modelo de gestión serio que suscita no pocas envidias dentro del gremio -materias primas de calidad, servicio eficaz y recetas sencillas-, cuyo mantenimiento no es tan fácil como aparenta. Asador Madrileño no deja de ser una réplica del Asador de la Esquina, situado en el interior del Santiago Bernabéu, con el que el grupo parece haber iniciado la multiplicación de un estereotipo que podría convertirse en franquicia en meses venideros.
En la sala priva la limpieza de líneas, con piedras y maderas pulidas y una estética funcional muy contemporánea. Y en las mesas, frituras, guisos y asados, dentro de una carta de aluvión bastante elemental que alberga recetas tradicionales y platos inequívocamente madrileños. Es decir, sugerencias castizas, incluidos algunos homenajes gastronómicos a hosteleros conocidos (patatas con huevos tipo Lucio; tortilla de patatas al estilo José Luis, y bacalao en versión Evaristo García / O'Pazo), a las que se agregan especialidades de los mejores asadores vascos y castellanos asentados en la ciudad en las últimas décadas. Y todo a precios relativamente sensatos para los tiempos que corren.
ASADOR MADRILEÑO
Sor Ángela de la Cruz, 17. Madrid. Teléfono 915 70 65 45. Cierra: domingos noche. Entre 45 y 55 euros. Menú noches, 39 euros (mínimo dos personas). Soldaditos de Pavía, 15,40. Rape a la brasa, 19,50. 'Steak tartar', 22 euros. Leche merengada, 5,5 euros. Pan ... 6 Café ... 5 Bodega ... 6 Cocina ... 6 Postres ... 5 Aseos ... 8 Ambiente ... 6 Servicio ... 6 dfsfsdafdsagfsda
Lo mejor es no apartarse del guión, compartir entrantes y reservarse para los platos de peso. Son correctos los soldaditos de Pavía (buñuelos de bacalao) y los riñones de lechal a la sartén, y están muy conseguidos los pimientos del piquillo confitados. Por el contrario, se presentan secos y demasiado hechos los boquerones al ajillo. Sugerencias desenfadadas, que no se olvidan del queso curado de Campo Real, de la morcilla de Burgos con pimientos rojos y de las anchoas de Santoña. Bocados a los que en plena primavera se suman parrilladas de verduras y ensaladas -como la de escarola, lechuga y cebolleta- que no destacan dentro de un tono medio.
Si se mantiene el propósito de compartir, las opciones se multiplican. Son aceptables los callos a la madrileña, carentes de tufillos extraños, aunque sin aderezos que los ennoblezcan, y decepcionan las cocochas de merluza al pilpil, bastante vulgares.
UN ATRACTIVO MENÚ DE NOCHE
EN LOS DOS apartados reservados a pescados y a carnes se encuentra el estado mayor de sus especialidades. Sólo las carnes acaparan, ellas solas, una parte sustancial de la carta.Los martes y miércoles se ofrece cabrito asado, mientras que los jueves y viernes triunfa el cochinillo crujiente al estilo de Sepúlveda. Aun así, su mayor logro reside en los asados a la parrilla -chuletón y entrecó-, para cuya preparación se observa la técnica del famoso Julián de Tolosa, que embadurna los cortes con sal gorda durante el proceso de asado. Cintasde vacuno mayor, convenientemente maduradas en cámara, que proceden de Alemania y de Dinamarca y superan el aprobado alto. Entre los pescados, nada como el rape a la brasa, que se rocía con la clásica fritada de ajos, una opción recomendable. Es una lástima que los postres, muy sencillos, bajen el listón de manera tan estrepitosa. No es de recibo la leche frita, compuesta por tacos duros y gomosos, y son muy malas las torrijas, que merecen peores calificativos. Se salvan la cuajada con miel, un flan casero bastante bueno y el helado de leche merengada, espléndido. Particular atractivo posee el menú de noche -muy abundante, que se sirve de lunes a sábados (39 euros por comensal, mínimo dos personas, IVA no incluido)-, que posee un innegable carácter promocional, posiblemente por un tiempo limitado. Incluye ración de jamón ibérico, una langosta mediana a la plancha y, a elegir, entre rape, chuletón o entrecó a la brasa, además de una selección de postres.El café es de calidad, pero está muy mal elaborado.
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