Vino patriótico entre primarias y canapés

"¡Ponme un vino de esos de Nación y Libertad!", reclamaba casi a gritos y entre codazos un militar en la recepción que dio la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional. El nombre patriótico del vino copiaba al de la fundación regional que ha organizado los fastos del bicentenario del Dos de Mayo que se celebraba ayer junto con la fiesta de la comunidad. El tinto sirvió además para agasajar a los más de 2.000 invitados que se despedían con una botella del caldo envasado expresamente para un evento que se esperaba más jugoso. La recepción de Sol se ha convertido en un acto de lucimiento político más que en una fiesta de la sociedad civil. Y ayer aún más.

La fiesta se ha convertido en un acto de lucimiento político

El largo puente festivo ahuyentó a algunos de los invitados, lo que hizo que el evento fuera menos multitudinario que en otras ocasiones. Además, a pesar de ser una fecha tan señalada, había poca presencia del mundo de la cultura. El Dúo Dinámico, Millán Salcedo, Paco Clavel y algún otro artista se pasearon entre los escasos canapés. Y los políticos copaban todas las miradas. Los comentarios iban dirigidos hacia los dos personajes del día: Esperanza Aguirre y el presidente del PP, Mariano Rajoy, que había cambiado su agenda para asistir a la ceremonia tras haber anunciado que no lo haría.

En los corrillos de afines al PP comentaban en voz baja si el partido tenía que aceptar las primarias para elegir a su líder. El ex jefe de protocolo de la presidenta y actual concejal del Ayuntamiento de la capital, el aguirrista Fernando Martínez Vidal, susurró risueño a los periodistas con la boca semicerrada: "Primarias, primarias...", mientras esbozaba una pícara sonrisa. Los fieles al presidente del PP, entre los que estaban la portavoz en el Congreso, Soraya Sáez de Santamaría, y el portavoz en el Senado, Pío García Escudero, custodiaban a su líder como una guardia pretoriana. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en su papel, no se separó en todo el acto de su fiel vicealcalde, Manolo Cobo. Esta vez no quiso meterse en guerras ajenas.

Ayer todo eran buenas caras entre los rivales. Aunque las intenciones fueran otras. "Es una falta de respeto que en esta celebración los dimes y diretes del PP sean la atracción", señaló Inés Sabanés, portavoz de IU en la Asamblea. En la misma dirección apuntó Tomás Gómez, secretario general de los socialistas madrileños: "La guerra interna en el PP ha eclipsado el bicentenario". Entre los socialistas nadie perdía la ocasión de saludar a la flamante ministra de Vivienda, Beatriz Corredor. Que sin quererlo robó cierto protagonismo a los dirigentes del PP. Corredor era hasta hace un mes concejal en el Ayuntamiento. Y ayer se mostraba abrumada ante tanta expectación. Además, la titular de Vivienda era ayer la única representante del Gobierno central en la recepción. Otros años ha contado con la presencia de más ministros.

Antes de la recepción, la presidenta entregó las medallas de la Gran Cruz del Dos de Mayo, reconocimiento que se otorga cada año a los personajes más ilustres. Aguirre concedió el reconocimiento al ex piloto Ángel Nieto. Y "al inventor del tenis español Manuel Martínez", dijo la presidenta. Era Manolo Santana, al que la presidenta le cambió el apellido. El tenista la corrigió cortésmente. "Santana, soy Manolo Santana", le susurró. También recibieron la medalla los restauradores Jesús María Oyarbide, a título póstumo (del restaurante Zalacaín), Lucio Damián Blazquez (Casa Lucio) y José Luis Ruiz Solaguren (José Luis). El presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, y el periodista y aventurero Miguel de la Quadra Salcedo también fueron galardonados.