Los 'tories' aplastan a los laboristas
La izquierda sufre en las elecciones municipales su peor derrota en 40 años
El Partido Laborista sufrió el jueves su peor derrota electoral en 40 años al perder clamorosamente las elecciones municipales en Inglaterra y Gales. El partido del primer ministro, Gordon Brown, obtuvo el 24% de los votos y fue superado no sólo por los conservadores (44%), también por los liberales-demócratas (25%). El resultado significa un espaldarazo para el dinámico líder tory, David Cameron, que consolida su posición de favorito ante las próximas elecciones legislativas de dentro de un año, o quizás dos, y una humillación para Gordon Brown.
Escrutados los 159 municipios que se renovaban ayer, los laboristas han perdido 331 concejales (seis veces más de lo que pronosticaban los expertos) y el control de nueve ayuntamientos, quedándose con 18. Los tories crecen 256 concejales (50 más de las previsiones más optimistas) y controlan 65 ayuntamientos, 12 más que hasta ahora. Los liberales-demócratas apenas se han movido: ganan un ayuntamiento y 34 concejales. En 64 ayuntamientos ningún partido ha conseguido la mayoría. El racista Partido Nacional Británico ha obtenido 10 nuevos concejales y suma 37, bastantes menos de los que esperaba.
El líder laborista reconoció que el resultado era "decepcionante"
Aunque antes de las elecciones los laboristas confiaban en que una victoria del actual alcalde de Londres, Ken Livingstone, permitiría tapar unos resultados que se anticipaban malos en el resto del país, el calado de la derrota ha convertido en casi irrelevante un eventual triunfo en Londres porque éste se convertiría en una victoria personal de Livingstone. Una victoria del tory Boris Johnson acentuaría la sensación de cambio de tercio en la política británica.
La magnitud del mazazo recibido ha dejado malparado a Gordon Brown y ha despertado evocaciones de la derrota que sufrió John Major en las locales de 1995, dos años antes de que las urnas le expulsaran de Downing Street. Pero los resultados de ayer no significan que los laboristas no puedan volver a ganar las legislativas. Tony Blair sufrió un rosario de derrotas en elecciones locales y obtuvo un resultado no mucho mejor que el de ayer en 2004 (26% de los votos, frente al 40% de los conservadores), pero luego ganó las legislativas de 2005. Sin embargo, el hecho de que los laboristas se vieran entonces perjudicados por la guerra de Irak y el considerable avance registrado por los conservadores de Cameron (20 puntos de ventaja, frente a 14 en los comicios de 2004) convierte en dramático el resultado para Brown y amenaza con abrir una crisis en el seno del partido.
Brown reconoció que el resultado había sido "malo y decepcionante" y prometió "escuchar y liderar", pero pareció descartar un cambio drástico en sus políticas o en la composición de su Gabinete. Los malos resultados obtenidos en sus feudos tradicionales, como Gales y el norte de Inglaterra, hace pensar que en el ánimo de los votantes ha pesado la polémica sobre la reforma fiscal que Brown impulsó hace un año, cuando aún era responsable del Tesoro, y que ha acabado perjudicando a los británicos más desfavorecidos.
Los altos cargos del partido reaccionaron casi unánimemente con prudencia para que no pareciera que cuestionan el liderazgo de Brown, pero el desencanto de los votantes laboristas en sus feudos tradicionales y la penetración de los conservadores en núcleos urbanos del norte de Inglaterra abren un interrogante sobre la capacidad del primer ministro de llevar a los laboristas a una cuarta victoria consecutiva en las próximas generales.
"Creo que estos resultados no son sólo un voto contra Brown y su Gobierno. Son también un voto de confianza en el Partido Conservador", declaró el líder tory, David Cameron. "Es un gran momento para el Partido Conservador, pero no quiero que nadie crea que merecemos ganar unas elecciones sólo a costa de los problemas de los demás", añadió.
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