Paseando
Una vez al mes, unos dos mil peatones se reúnen en un punto de Barcelona a las nueve de la mañana y hacen una caminata de unas tres horas por un barrio. Es una excursión urbana apta para todos los públicos. No se compite. Se anda y descubre rincones de la ciudad. Hay control de salida, avituallamiento a mitad del recorrido y control de llegada, pero si alguien se cansa siempre puede dejarlo y coger el metro. Es el Barnatresc (www.euro-senders.com/web_cat/index.htm), una fórmula de senderismo urbano. Ni tan siquiera hay que apuntarse. Se acude al lugar de salida y, si no eres veterano y no tienes tarjeta de Barnatresc, te suministran una hoja de inscripción. El próximo domigo, el paseo es por Sant Andreu
En blogyaparte.blogspot.com, un caminante describe su experiencia en la caminata de Horta. "A través del recorrido establecido, surgen multitud de escenarios singulares, contrastes y lugares con especial encanto que en otras circunstancias pueden pasar totalmente inadvertidos".
Las rutas de Barnatresc no son de bus turístico. Te paseas por la Barcelona agradable, pequeñita, verde, monumental, pero también por las calles olvidadas que, salvo sus habitantes, apenas nadie transita. ¿Cuántos conocen, por ejemplo, el barrio de autoconstrucciones de Can Notari, detrás del Velódromo? Además, paseas en compañía, lo que anima a completar el recorrido, a pesar de que eso contradice a algunos teóricos del paseo, como William Hazlitt y Robert Louis Stevenson (El arte de caminar, Universidad Nacional Autónoma de México), que consideran que la mejor manera es hacerlo en solitario para que nada interrumpa tu relación "embriagadora" con el paisaje.
En Internet, al margen de los barnatresc, hay varios relatos de paseantes. Un argentino (xeuropa.com.ar ) cuenta que vio una Barcelona de día, donde la gente que está en la calle va bien vestida, "parece que están todos de vacaciones aunque se nota que trabajan", y una Barcelona de noche, distinta: "Sobre todo en La Rambla, hay gente que te quiere vender cerveza en lata, putas que se les cuelgan del brazo a los que tienen cara de yankee y no los sueltan. A la noche abren los sex shops y los shows de minas. Es bizarro". Luego subió hasta el Barri Gòtic. "No es ciudad gótica. Lo gótico del barrio es la catedral. Muy linda e impactante. Hay plata ahí, ¡eh!".
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