Chávez ataca de nuevo
Venezuela emprende una segunda ronda de nacionalizaciones
Aún no se sabe con precisión cuánto dinero costará la segunda oleada de nacionalizaciones que ha emprendido el Gobierno de Venezuela desde que Hugo Chávez fue reelegido, en diciembre de 2006, y emprendió su avance hacia lo que él mismo ha bautizado como "socialismo del siglo XXI".
Fernando Stefan, presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo, capital del petrolero Estado de Zulia, declaró al diario regional La Verdad que el coste, según sus proyecciones, pasará de los 4.200 millones de dólares (unos 2.800 millones de euros). La patronal Fedecámaras, por su lado, ha cogido la calculadora y suma estas cantidades, aún hipotéticas, a las que ya ha desembolsado el Gobierno en las anteriores nacionalizaciones, con fecha de 2007. ¿El resultado? Unos 7.000 millones de dólares, es decir, 3,5 puntos del PIB.
Las compras de empresas se pagarán con un impuesto sobre el petróleo
La primera oleada incluyó la compra de la empresa telefónica CANTV, cuya mayoría accionarial estaba en manos de la estadounidense Verizon. También lo pagado por las compañías Electricidad de Caracas y Servicio Eléctrico de Nueva Esparta.
Este año comenzó la segunda ola. Luego de varios meses de desabastecimiento de leche, Chávez nacionalizó la firma Lácteos Los Andes para transformarla en una "empresa socialista". Con esa operación, el Gobierno controla el 35% del mercado nacional de leche pasteurizada.
Otra empresa que ha sido traspasada al sector público es el Centro de Almacenes Congelados, que pasará a ser un estratégico eslabón de la cadena de frío de las redes estatales de distribución de alimentos Mercal y PDVAL.
Es tal el ir y venir de cifras multimillonarias que, paradójicamente, no se produce el efecto de escándalo que los voceros opositores y empresariales, en apariencia, esperan. Además, el tema se diluye en la recurrente polémica política de los últimos años. "Ni los políticos de la derecha ni los empresarios golpistas tienen autoridad moral para criticar ese gasto. Ellos, con el sabotaje petrolero (entre finales de 2002 y comienzos de 2003), le causaron al país pérdidas por más de 10.000 millones de dólares. Ése no fue un dinero invertido, como el que está pagando ahora el Gobierno, sino echado a la basura", dijo Rubén Pérez, oyente de un programa radial participativo de la gubernamental Cadena Mundial.
En medio de esa feria de cálculos y controversia política, los equipos oficiales negocian con el consorcio metalúrgico ítalo-argentino Techint la compra de una acería, y con las cementeras Cemex (mexicana), Lafarge (francesa) y Holcim (suiza) la adquisición de todos sus activos o la formación de empresas mixtas en las que el Estado tendría al menos el 60% de las acciones.
Lo que sí está claro es de dónde va a salir la gran cantidad de dinero requerida para pagar las nacionalizaciones: del recientemente aprobado impuesto a los precios extraordinarios del petróleo. Se trata de un sistema impositivo de dos niveles de sobretasa que se aplicarán a las empresas petroleras cuando el precio del crudo venezolano esté sobre los 70 y los 100 dólares el barril. Se espera que este mismo año ese mecanismo recaude al menos 9.000 millones de dólares, porque el precio ya está, de largo, por encima de 70 y la semana pasada cruzó la barrera de los 100.
Las nacionalizaciones llevadas a cabo por Chávez desde enero de 2007 han sido, en general, aceptadas por las empresas afectadas. La única que abrió un proceso jurídico contra ellas, la estadounidense Exxon Mobil, que operaba en la Faja del Orinoco, fracasó en su intento de embargar bienes del gigante venezolano PDVSA.
Con las nacionalizaciones hechas realidad, la controversia deriva en ejercicio de profecía. Chávez y sus partidarios apuestan porque las empresas nacionalizadas se convertirán en bastiones de una economía robusta y libre de las mezquindades propias del capitalismo. Los adversarios pronostican que volverán los tiempos en los que el Gobierno poseía empresas en innumerables campos, en la mayoría de las cuales terminó reinando la corrupción y la pésima gerencia. -
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