El presidente pide que el 37º congreso sea el del "cambio"
Hubo despedidas y deseos de buena suerte porque, sin la menor duda, muchos de los actuales miembros del comité federal del PSOE, compuesto por 220 elegidos entre el anterior congreso y los designados posteriormente por los congresos regionales, no volverán a formar parte de este órgano. Tras la celebración del 37º congreso en el primer fin de semana de julio serán otros los componentes de la máxima instancia de poder del PSOE, a la que todo militante considera un honor pertenecer.
"El 35º congreso fue el de la renovación; el 36, el de la victoria electoral; el 37º debe ser el del cambio, el que consolide, nutra y ponga el horizonte y profundidad al impulso de cambio que iniciamos en España en 2004 y en el partido, a partir de 2000". Zapatero les pide a los suyos que no vivan de la inercia sino que pongan al PSOE "en el liderazgo de las ideas", de las propuestas y de las reformas para la sociedad de los próximos años.
Del PP, nada
No hubo en este comité federal ni una sola crítica contra el PP; es más, no hubo referencias, ni buenas ni malas, salvo una pequeña digresión de Zapatero. "Nosotros somos socialistas, no tenemos que buscar como otros, qué somos".
A José Blanco, secretario de Organización del PSOE, le corresponde poner en marcha este congreso. Ahora se incorporará Jesús Caldera a la redacción de la ponencia política. Y se notó que este comité federal era sólo para cumplir su obligación de convocar el congreso. Los barones territoriales no tomaron la palabra y sólo cinco intervinientes salvaron la mañana. Ana Urchueguía del País Vasco; los madrileños Enriqueta Chicano, Pedro Castro y Juan Antonio Barrio de Penagos y el extremeño Francisco Fuentes.
Pero en pasillos sí hablaron los presidentes de Castilla-La Mancha y de Aragón, José María Barreda y Marcelino Iglesias, respectivamente. El agua fue el asunto que les preocupaba. Iglesias, tras veinticuatro intensas horas en Madrid, se lleva el compromiso de que "no saldrá ni un litro más de agua del Ebro".
Del discurso de Zapatero desprendió el presidente aragonés que se reafirma desde el Gobierno central el rechazo al trasvase del Ebro y la apuesta por la desalinización. A Barreda le parece muy bien el discurso de "agua para todos", que invoca el Gobierno murciano. Pero con un añadido: "Para todos, si es para beber; para todo, no".
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