Mujeres en primera fila
Escena 1. Villa de Djenné (Malí), diciembre de 2006. Una artesana quema restos de plástico en el salón de su casa para fabricar pulseras y venderlas a los turistas. El humo impregna el ambiente. Ella no lo sabe, pero el humo que ella y sus hijos inspiran es tóxico y probablemente sea la causa de las enfermedades que afectan a los vecinos del pueblo desde hace años.
Escena 2. Villa de Djenné (Malí), mayo de 2007. Más de 60 artesanas del pueblo se reúnen en un hangar recién construido. Queman el plástico en un horno especial y llevan máscaras que las protegen del humo tóxico. Además, tras crear piezas con un diseño más atractivo para los turistas, cada mujer cobra más que cuando fabricaba la artesanía en su casa.
Si esto fuera un documental, las dos imágenes habrían sido grabadas con una diferencia de seis meses en los cuales la Organización Mundial de Turismo (OMT) coordinó en Djenné un programa de capacitación que transformó la vida de las artesanas de ese pueblo malí. Proyectos como éste sirven de inspiración y ejemplo para lo que pretende suscitar en el futuro el Plan de Acción para Potenciar la Autonomía de la Mujer Mediante el Turismo, presentado por la OMT en marzo. Se trata de una serie de propuestas que por primera vez analizan la situación de la mujer con relación al turismo y que se pondrán en marcha en los próximos años.
El momento es oportuno. Actualmente, entre el 60% y el 70% de los puestos de trabajo del sector turístico está ocupado por mujeres. Sin embargo, son ellas las que más expuestas están a la explotación laboral. "Hay casos de mujeres que trabajan el doble de horas y reciben la mitad del sueldo de un hombre en el mismo puesto", subraya Marina Diotallevi, jefa de la Sección de Aspectos Culturales, Sociales y Étnicos del Turismo de la OMT. La gran dificultad para establecer programas que mejoren las condiciones de vida de las mujeres en el sector es que las informaciones sobre el tema son pocas y aisladas. Es una de las deficiencias que el Plan de Acción pretende subsanar. La página web www.tourismgender.com se convertirá en un portal para el intercambio mundial de conocimientos, y los datos internacionales se reunirán mediante un sistema que incluirá investigaciones teóricas y casos prácticos. Ejemplos como el de la villa de Djenné se darán a conocer a través de una red mundial de expertos y se sumarán a otros proyectos exitosos, como el realizado en el pueblo de Kinigi, en Ruanda.
Inspiración desde África
Ubicada cerca del parque nacional de los Volcanes, en el noreste de Ruanda, la comunidad de Kinigi apuesta por el turismo para mejorar las condiciones de vida de sus vecinos. El protagonista de la transformación es el Village Touristique de Kinigi (00250 54 71 56; www.rwanda-kinigi-guesthouse.com), creado en 2000 por una ONG de solidaridad con las mujeres ruandesas. La casa de huéspedes emplea prioritariamente a mujeres de la región, responsables de la subsistencia de más de 50 familias, y subcontrata a personas de la comunidad para los trabajos esporádicos, como los de jardinería. Además, los adolescentes de Kinigi aprenden a producir estatuas en madera o cestas que abastecen las tiendas turísticas. Para aprovisionar el hotel se creó una red de proveedores de productos agrícolas y de ganadería con los vecinos de la región.
Las informaciones sobre casos semejantes al de Kinigi serán recopiladas en un informe bienal junto a los datos de investigaciones teóricas sobre el tema. Además, la OMT está creando un grupo de trabajo que, bajo la coordinación de la ex senadora de Pakistán Nilofar Bakhtiar, reunirá a ministras, ejecutivas, académicas y representantes del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), dirigido desde este mes por la española Inés Alberdi. La intención es que, armados de datos y con equipos de expertos, se llegue a medidas prácticas para mejorar las condiciones de empleo de las mujeres en el turismo, así como para crear oportunidades económicas en el trabajo por cuenta propia. Ejemplos inspiradores ya existen.
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