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El Palacio de la Música será un auditorio

La Fundación Caja Madrid, a punto de ultimar la compra del emblemático cine

Patricia Ortega Dolz

Un auditorio. Un espacio para la música clásica. Ni centro comercial, ni otros cines, ni nada que tenga que ver con las especulaciones realizadas en los últimos tiempos acerca del futuro del Palacio de la Música, los emblemáticos cines del número 35 de la Gran Vía. La Fundación Caja Madrid está a punto de ultimar su compra para convertirlos en una "sala de conciertos de referencia; no está cerrado del todo aún, pero va por buen camino. En Madrid sólo está el Auditorio Nacional, porque el Teatro Real programa fundamentalmente ópera y ballet y sólo hay conciertos de vez en cuando en el teatro de la Zarzuela", dice Rafael Spottorno, director de la fundación.

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En el otro lado de la operación, el director de los cines, Antonio Muñoz: "Vendemos porque no es rentable, tenemos 1.600 butacas y una ocupación que a veces no llega ni al 2%, es insostenible", argumenta. "Nosotros no podemos permitirnos hacer una reconversión en sala de conciertos y nos parece un buen uso, ya sólo estamos a la espera de que lo aprueben ahora en mayo en la comisión de la Fundación Caja Madrid", asegura.

Las negociaciones comenzaron hace meses, cuando la fundación supo que los propietarios de los cines, con el constructor valenciano Juan Bautista Soler a la cabeza (aficionado al cine además de al fútbol), manifestaron su interés por vender el emblemático edificio con 84 años de historia ligada al séptimo arte.

Con éste, eran ya casi una quincena los cines que desaparecían de las inmediaciones de las calles de Gran Vía y Alcalá y los rumores más temerosos hablaban de futuros centros comerciales.

Ayer, la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento, con quien el presidente de la fundación asegura haber tenido ya contacto -"hemos mantenido conversaciones, les hemos informado de nuestro proyecto para saber si vamos a poder llevarlo a cabo"-, sacó a todo el mundo de dudas. No ha admitido a trámite el Plan Especial promovido por la empresa Filmofono, SA, una productora que pretendía un cambio de uso: de cines a uso terciario o comercial. Este periódico trató ayer sin éxito de contactar con la coordinadora del Área de Urbanismo. A falta de mayores detalles de la operación en trámite, un portavoz de la misma concejalía informó de que, "en función de las dimensiones de la obra que requiera el espacio para su conversión en auditorio, habrá que realizar un Plan Especial específico al tratarse de un edificio protegido y, además, requerirá el visto bueno de la comisión mixta de Patrimonio Histórico". La misma fuente no supo concretar el tiempo necesario para salvar ese tipo de requisitos burocráticos.

Quizá sea ésa la razón, entre otras, por la que Spottorno insiste en una idea: "No requiere una transformación brutal, pero sí unas adaptaciones importantes: las dos salas de cine de abajo desaparecen". Y argumenta: "Con la conversión en auditorio prestamos un servicio cultural a la ciudad y evitamos que un edificio emblemático y muy noble se degrade. Además, en sus orígenes fue también sala de conciertos y de ahí, precisamente, le viene su nombre: Palacio de la Música".

Los partidos de la oposición mostraron ayer también su acuerdo con la decisión adoptada por la comisión de Urbanismo. Desde IU, Ángel Pérez aseveró que apoyará cualquier operación que mantenga equipamientos de ocio y culturales en el centro de Madrid porque eso forma parte de "la generación de un tejido social, muy necesario en el centro de la ciudad", informa Europa Press. Y el concejal socialista de Urbanismo, Pedro Sánchez, señaló también que apoya la decisión de no cambiar el uso a comercial y mantener su función cultural.

Y en el otro lado de la operación, la pesadumbre de un director de salas de cine que, ajeno al negocio de sus propietarios ("todavía no se ha concretado un precio"), se ve obligado a cerrar por falta de público: "No podemos sobrevivir con una ocupación de 100, 70 o 60 butacas y haciendo estrenos cada 15 días. Ha habido un cambio de costumbres en la asistencia a los cines, nuestro público, la gente joven, va ahora a las salas de los centros comerciales", dice Antonio Muñoz.

Hoy, de la fachada de los cines cuelgan los carteles de Expediente Anwar, 21 Black Jack y El último gran mago, las tres películas que proyectan. Pero quedan semanas, a los sumo escasos meses, para que no vuelvan a verse ese tipo de gigantes carteles. Ninguna de las partes quiso adelantar ayer la fecha en la que es previsible que se cierre el negocio, que supondrá también el adiós definitivo a las alfombras rojas, a los focos y al gentío que rodeaba los estrenos de las películas a las puertas del Palacio de la Música.

En breve, la entrada de este edificio emblemático será menos farandulera y se parecerá más a la del Auditorio Nacional de la calle Príncipe de Vergara. Spottorno, que asegura que "hay una tremenda demanda de conciertos de música clásica en la capital", no oculta que para la Fundación Caja Madrid "es la oportunidad de no tener que alquilar espacios en los que dar cabida a nuestra programación musical, que es precisamente de clásica, porque los conciertos de gente joven son tan caros de contratar que no son rentables". Que hable el público entonces.

La fachada de los multicines, en una fotografía tomada en 2004.
La fachada de los multicines, en una fotografía tomada en 2004.GORKA LEJARCEGI

84 años de historia

Fue construido entre 1924 y 1926 por encargo de la SAGE (Sociedad Anónima General de Espectáculos). Su arquitecto, Secundino Zuazo Ugalde, lo concibió como un edificio multifuncional con una sala de cine y conciertos, una sala de fiestas bajo el patio de butacas y un cine de verano al aire libre en la azotea.Durante las obras, en la madrugada del 4 de diciembre de 1925, se hundieron la cubierta y la fachada que daba a la calle Abada, lo que obligó a Zuazo a modificar el proyecto original, suprimiendo el cine de la azotea.Fue inaugurado con el nombre de Cine Sage el 13 de noviembre de 1926, con un concierto dirigido por el maestro Lasalle, y al día siguiente se proyectó la primera película, La venus americana. El edificio, que a partir de 1928 empezó a ser conocido como Palacio de la Música, tiene un aforo de 1.600 butacas, lo que hace que esté entre los 20 cines más grandes de Europa. Destacan su fachada, de concepción clasicista, y su interior, con decoración barroca.En 1983, el arquitecto Enrique López Izquierdo lo reformó para convertirlo en multicines, construyendo dos nuevas salas al aprovechar los bajos donde estuvo la sala de fiestas. Y así hasta hoy, a punto de transformarse en auditorio.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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