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Los problemas de la sequía

Montilla y Mas se disputan la autoría del plan para trasladar agua del Ebro

"Las cosas siempre se pueden hacer mejor" admite el presidente

Miquel Noguer

Dos reuniones en dos semanas entre José Montilla y Artur Mas se han demostrado inútiles para unir al presidente de la Generalitat y al jefe de la oposición en un único frente antisequía. Ambos volvieron a chocar ayer en el Parlament, y esta vez no fue por el trasvase del Ródano en el que Convergència i Unió (CiU) permanece enrocada, sino para disputarse la paternidad del plan para llevar agua a Barcelona desde el Ebro.

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Mas insistió en que el plan adoptado finalmente es el que el Gobierno de Jordi Pujol planeó y el tripartito echó atrás, por lo que lo calificó de "engaño". "Deje usted de mentir, la interconexión permanente no es nuestra apuesta", le respondió Montilla. Y es que CiU viene insistiendo en que la conexión entre Tarragona y Barcelona para acercar el agua del Ebro a la capital es un plan calcado del suyo.

Las diferencias son clamorosas. Montilla las enumeró. "Nuestro proyecto no tiene la misma dimensión, no tiene el mismo trazado, no tiene el mismo coste y por él no pasará la misma cantidad de agua". El presidente de la Generalitat insistió en el carácter "temporal" del abastecimiento de Barcelona con agua del Ebro. Convergència i Unió pretendía trasvasar hasta 180 hectómetros anuales, mientras que el actual Gobierno pretende llevarse 50 hectómetros mientras la sequía perdure.

Lo que Montilla no pudo explicar es por qué su Gobierno rechazó en un principio la prolongación del minitrasvase porque supuestamente requería 21 meses de obras y al final se compromete a hacerlo en apenas seis meses. "¿Esto no es improvisar?", preguntó Mas a Montilla. El presidente, después de negar que el proyecto aceptado fuera el que en su día propuso CiU, no tuvo reparos en asegurar que el plazo de 21 meses salía, ni más ni menos del proyecto impulsado por Jordi Pujol. Mas acusó a Montilla de "mentiroso" por aceptar ahora medidas que en su día el tripartito rechazó. El presidente no tuvo una respuesta acertada: "Deje usted también de mentir", una frase que puso en alerta a todo el hemiciclo, empezando por la bancada socialista. Por la noche, en una entrevista en TV-3, Montilla hizo una ligera autocrítica sobre la forma cómo se ha gestionado la crisis del agua. "Las cosas siempre se pueden hacer mejor".

Pero lo que el Partit dels Socialistes (PSC) está intentando, aunque con escaso éxito comunicativo, es recordar que su no al trasvase del Ebro del Partido Popular era diferente al de Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa (ICV). Mientras que estos dos últimos partidos rechazaban sacar una sola gota de agua del río, el PSC siempre dejó la puerta abierta a las interconexiones de cuencas para casos de emergencia como la actual. Los socialistas exhiben estos días un documento firmado por Montserrat Tura ante la Plataforma en Defensa del Ebro en 2003 que así lo ratifica.

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ICV y ERC tienen que hacer mayores equilibrios. El consejero de Medio Ambiente, el ecosocialista Francesc Baltasar, respondió ayer airadamente a las peticiones de dimisión que le han hecho sus compañeros de partido en el Ebro. "Tienen las puertas abiertas para salir de la formación", les respondió.

En ERC, la crisis de la sequía se mezcla con la tempestad precongresual. Joan Puigcercós intentó ayer contentar a todos. Se negó a pedir la dimisión de Baltasar como sí lo ha pedido ERC de las comarcas del Ebro, pero dijo que el consejero ha tenido problemas "de comunicación".

Las piruetas de ERC para no romper la hegemonía del Gobierno y mantener contentos a sus militantes más críticos tampoco parece que vayan a salirle gratis. El delegado del Gobierno en el Ebro, el republicano Lluís Salvadó, ya tiene una petición de dimisión, la que le ha presentado el PSC. Y es que Salvadó insinuó que dimitiría por no estar de acuerdo con el ministrasvase y después se echó atrás, según ERC, para luchar desde dentro contra el proyecto de llevar agua a Barcelona. De "grotesca" calificó la actitud de Salvadó el PSC del Ebro, que pidió su dimisión. "Cuando no se está de acuerdo con la política del Gobierno al que se sirve, lo que se debe hacer es dimitir".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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