A las mujeres italianas
Desde España, como mujer de 46 años, madre de familia, empresaria y mujer de mi época, me dirijo a las mujeres italianas, porque hay algo que no comprendo en la política italiana, y me llena de desazón.
De nuevo Silvio Berlusconi es votado por una mayoría y gana las elecciones. Será el presidente de Italia, la cara de Italia hacia el exterior y el representante de los intereses de los italianos y las italianas. ¿Cuántas mujeres lo habrán votado? Muchas, no sabría decir un número, pero a juzgar por los resultados, muchas. Habrá mujeres solteras, casadas, madres, empresarias, trabajadoras, amas de casa, y todas ellas han votado a un hombre que, día tras día, en repetidas ocasiones, ofende a la mujer, la minusvalora, hace comentarios machistas y paternalistas y hace gala de una mentalidad propia de los años 50 o más atrás.
Decir que los empresarios deben invertir en Italia porque el país tiene las secretarias con las piernas más bonitas, decir que las mujeres de derechas son más guapas que las de izquierdas, decir que el Gobierno de España es demasiado rosa y que será difícil para Zapatero gobernar a tantas mujeres, son todas ellas frases despreciables, indignantes, inaceptables, en una sociedad democrática e igualitaria del siglo XXI. En España sencillamente no sería posible, ¿se imaginan a Rajoy, a Zapatero o a cualquier otro político haciendo este tipo de comentarios? Creo que al día siguiente sería crucificado por todos los medios de comunicación, por los electores y por el resto de países de nuestro entorno.
Del resto, en cuanto a Berlusconi, ni hablo. Sería demasiado largo y demasiado triste.
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