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Los problemas de la sequía

CiU dice que el trasvase es el suyo, pero ahora lo rechaza

Como si fuese un circuito cerrado, CiU sigue en sus trece y, aunque dice apoyar al Gobierno catalán en sus soluciones para paliar la crisis de la sequía, no ceja en reclamar el orgullo de la paternidad de la conexión hídrica, a lo que hay que sumar estudiar el trasvase del Ródano. Diferentes portavoces nacionalistas -desde Artur Mas al diputado Ramon Espadaler- arremetieron contra la oportunidad de la interconexión de cuencas catalanas que se realizará para llevar agua al área metropolitana de Barcelona. Dice CiU que se pudo haber pagado en 2002 con fondos europeos, como defendió el Gobierno de Jordi Pujol. El portavoz de CiU, Oriol Pujol, reprochó al Ejecutivo catalán y al central que continúen con los "juegos de palabras", y se remitió a la ley de 1981 que prevé el minitrasvase del Ebro a Tarragona para asegurar que lo que se llevará a cabo en los próximos meses es lo mismo. También reprochó al tripartito que para financiar estas obras se tendrá que renunciar a otros proyectos.

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Cabe creer que la solución de CiU sea incluso mejor que la actual, pero no es la actual. Para empezar, la solución de CiU era definitiva: se trataba de conectar las cuencas del Ter y el Llobregat con la del Ebro. Con ello, el Ebro servía a Barcelona, si fallaban sus dos ríos principales, pero también se abría la posibilidad de que se abasteciera a Tarragona desde el sistema Ter-Llobregat en caso, por ejemplo, de una alta contaminación en el Ebro. Además, eran 190 hectómetros cúbicos frente a los 50 de ahora.

Pero era una solución para siempre. La propuesta ahora es provisional. Si se hace, irá de octubre a mayo y cuando entre en funcionamiento la desalinizadora de El Prat, se cerrará. Es cierto que la última solución incluye dejar la estructura, eso sí, cerrada. Pero la llave de la cerradura ni siquiera estaría en manos de la Generalitat porque el decreto que permitiría el abastecimiento temporal establecería también que, si en el futuro debiera volver a ser utilizada la conexión, debería autorizarlo de nuevo el Gobierno central.

Se quiera o no, la insistencia de Artur Mas en decir que todo es lo mismo coincide con el discurso del Gobierno valenciano del PP, que juega, éste sí deliberadamente, a la estrategia de la confusión.

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