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Los precandidatos a liderar el PSPV se pronuncian

La guerra del agua revela varias tonalidades en el PP

Madrid elude la movilización que impulsa Murcia

La urgente necesidad de agua para el abastecimiento humano en torno a la ciudad de Barcelona se ha convertido en gasolina para los promotores de la guerra del agua desde el PP. El enemigo a batir siempre es José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno socialista, pero en el fragor de la batalla salen a relucir las distintas tonalidades que alberga el PP.

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Francisco Camps, presidente de la Generalitat, llamaba el lunes a la movilización ciudadana. José Ramón García Antón, su consejero de Agua y Medio Ambiente, aclaró ayer: "El Consell no organiza manifestaciones". Pero a renglón seguido, explicó que mantiene contactos con todo tipo de asociaciones y entidades para estimar su grado de fidelidad. También esgrimió que el 1% de la cuenca del Ebro es valenciana para reivindicar su capacidad de influencia en cualquier asunto que afecte al río.

A su lado, Ricardo Costa, portavoz del PP en las Cortes, negaba haber auspiciado nunca una guerra y se expresaba como un pacifista: "Fue Zapatero el que le entregó un fusil a María Teresa Fernández de la Vega para que le pegara un tiro al Plan Hidrológico Nacional".

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José Ayllón, portavoz adjunto del PP en el Congreso, reclamó al Gobierno "soluciones globales" a las carencias de agua y lamentó los "parches", como la conexión prevista desde la canalización del Ebro hasta Tarragona con la red de aguas de los ríos Ter y Llobregat para garantizar el suministro a Barcelona. Pero eludió llamar a la movilización callejera y atribuyó las reacciones emocionales en Valencia o Murcia a una "sensación de desprotección".

Miguel Ángel Cámara, alcalde de Murcia, recurrió al dramatismo: "Estamos en situación de alerta por una extremada sequía y no sabemos si se podrá garantizar el suministro en fechas próximas". Y avanzó que el presidente de Murcia Ramón Luis Valcárcel tiene previsto reunirse mañana con Camps para tratar sobre futuras movilizaciones conjuntas para reivindicar el trasvase del Ebro. El propio Valcárcel afirmó que hará "todo" lo que sea necesario, con toda su "fuerza y legitimidad" para defender sus "derechos".

Las invitaciones al sentido común desde las filas socialistas apenas se oyeron en el fuego cruzado. Celestino Corbacho, ministro de Trabajo y ex alcalde socialista de l'Hospitalet de Llobregat, sugirió que se deben "segregar" los debates sobre situaciones de emergencia y sobre carencias estructurales.

Antoni Bernabé, delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, invitó al PP a dejar de boicotear las plantas desaladoras proyectadas. Ángel Luna, portavoz socialista, lamentó que Camps "agite la bandera del agua" porque le ha resultado rentable apelar "a las emociones de los valencianos".

En paralelo, la asociación de agricultores de Alicante calificó de "indignante" la decisión del Gobierno central de "darles la espalda". Mientras, ayer la patronal de Valencia CEV llamaba a "un gran pacto nacional que garantice el suministro en todas las zonas deficitarias de España". Y hoy el lobby empresarial AVE hará lo propio.

José Ramón García Antón y Ricardo Costa, ayer, en las Cortes.
José Ramón García Antón y Ricardo Costa, ayer, en las Cortes.JORDI VICENT

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