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Ian Livingston | Consejero delegado de BT

Entre el Celtic y la City

Hijo de un médico de cabecera de Glasgow, Ian Livingston acabó la secundaria a los 16 años, se graduó en Económicas a los 19, se hizo contable en Arthur Andersen y se fue a la City a ganar dinero. En 1991 entró a trabajar en Dixons, una de las cadenas de línea marrón más modernas del Reino Unido, y con sólo 32 años se convirtió en el director financiero más joven de una empresa cotizada en Bolsa. Con ese rango entró en BT en 2002, y seis años después acaba de ser designado nuevo consejero delegado, a los 43 años.

Livingston, hincha del Celtic hasta el punto de llevar las cuentas del club escocés, sustituirá el 1 de junio a Ben Verwaayen al frente del gigante británico de las comunicaciones. El holandés Verwaayen, que puso en venta su mansión de cinco millones de euros en Surrey el mes pasado, aunque asegura que eso no tiene nada que ver con los cambios en BT, deja una herencia mixta.

A su llegada, en febrero de 2002, Verwaayen encontró una BT endeudada, que acababa de desgajar su división de móviles Cellnet -reconvertida por otros con gran éxito en O2- y dependía sobre todo de su viejo negocio de línea fija. Ahora deja una compañía reconvertida, que ha reorientado su negocio hacia la banda ancha e Internet, que busca negocio en el mercado global de las multinacionales y que es mucho más respetuosa con el medio ambiente.

Pero Ian Livingstone se encontrará también con aspectos menos prometedores en el legado de Verwaayen. La cotización de las acciones ha caído casi un 27% en los últimos seis meses, se ha resentido el negocio después de que Carphone Warehouse y BSkyB aprovecharan la desregulación para ofrecer servicios de línea fija y BT ha salido malparada en una macroencuesta sobre la calidad del servicio en el sector.

Livingston llega a la cima de BT avalado por los excelentes resultados de BT Retail, la división responsable del negocio con particulares y pequeñas compañías, que ha dirigido desde 2005. La clave del éxito fue un severo recorte de gastos que el año pasado permitió aumentar en un 18% los beneficios pese a una ligera caída de las ventas.

Como jefe máximo de BT, Livingston deberá afrontar las amenazas que vuelven a pesar sobre el sistema de pensiones de la compañía, acabar con el actual estancamiento de los ingresos y afrontar la confusión que reina en torno al proyecto 21CN para reemplazar las viejas redes de línea.

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