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La investidura del presidente

El líder del PP fue el primero en felicitar al presidente

Las formas son esenciales en democracia y ayer se cumplieron a rajatabla. Una vez que el presidente del Congreso, José Bono, proclamó que la Cámara había dado la confianza solicitada por José Luis Rodríguez Zapatero para ser investido presidente, el líder del PP, Mariano Rajoy, se precipitó a cruzar los pocos metros que separan los escaños de uno y de otro para felicitarle.

Durante unos segundos Mariano Rajoy estuvo con la mano tendida al aire porque Zapatero no reparó en su presencia al estar de espaldas y en pleno abrazo con el que será de nuevo su vicepresidente económico, Pedro Solbes. De la presencia de Rajoy le advirtió la futura vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Enseguida se volvió y estrechó la mano de Rajoy de forma sostenida y con ganas. Rajoy le dio la enhorabuena y Zapatero, tras agradecerle la felicitación, terminó la fórmula de cortesía con el anuncio de que le llamará para dialogar. No obstante, el líder socialista todavía aguardará unos días antes de empezar su ronda de conversaciones con los portavoces políticos aunque, desde luego, el primero será Rajoy.

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Pero aunque Rajoy inauguró las felicitaciones a Zapatero, el líder socialista repitió la liturgia que puso en marcha hace cuatro años y que ningún otro presidente del Gobierno había practicado: De pie, junto a su escaño, recibió el saludo de todos los que le quisieron estrechar la mano. Todos los parlamentarios socialistas lo hicieron, todos los portavoces parlamentarios de la oposición también, y algunos diputados de todos los partidos. Alguien habló del "besómetro" o "abrazómetro", como forma de medir el grado de aprecio de Zapatero. Fue cordial con todos pero con algunos especialmente. Más que cortés se mostró con Josep Antoni Duran Lleida (CiU); respetuoso con Josu Erkoreka (PNV); ceremonioso con Joan Ridao (ERC); muy afectuoso con Gaspar Llamazares (IU) y muy sonriente con Joan Herrera (ICV). Al nuevo representante del BNG, Francisco Jorquera le palmoteó como seña de cordialidad.

Los observadores no dudaron en poner a José Blanco, diputado por Lugo y secretario de organización del PSOE, en el receptor del abrazo más estrecho de los más de doscientos que dio; seguido muy de cerca por los de Alfredo Pérez Rubalcaba, Trinidad Jiménez, Leire Pajín y Consuelo Rumí. Toda la escena fue contemplada desde la tribuna de invitados por su esposa, Sonsoles Espinosa y su padre.

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