Vuelve Gregor Samsa

Cuando Gregor Samsa despertó una mañana se descubrió transformado en un dibujo de una cucaracha con facciones humanas hecho con tinta china. De esta forma esboza el estadounidense Peter Kuper la primer viñeta de La metamorfosis, el cómic que ha concebido a partir del original de Kafka. Así ha conjugado dos de sus obsesiones, la palabra kafkiana y la inventiva visual que el ilustrador Winsor McCay, contemporáneo del escritor, desplegó en célebres tiras de prensa como Pesadilla de cenas indigestas.

La metamorfosis (Astiberri, 2007) rinde homenaje a dos autores que coinciden en describir "la ansiosa intersección donde se encuentran realidad y sueño", tal y como señala Kuper en el prólogo. Su trabajo, al igual que muchos otros que se están publicando ahora, queda muy lejos de aquellas antiguas colecciones del tipo Joyas literarias juveniles, de Bruguera, con las obras de Salgari, Stevenson o Verne.

"La industria del cómic ha madurado mucho y el lector sabe que es un medio capaz de adaptar grandes obras literarias ofreciendo perspectivas inéditas", cuenta Santiago Tobón, responsable de la editorial Sexto Piso, que publicó el año pasado en España el primer volumen en cómic de Por el camino de Swann, de Proust. El tebeo, dibujado por el francés Stéphane Heuet, arrasó en el mercado galo vendiendo más de 100.000 ejemplares.

"Veo a Proust como una especie de escritor impresionista y me decidí a dibujar las imágenes que surgen de En busca del tiempo perdido", explica Heuet, que ya ha adaptado las dos primeras novelas de las siete que componen la famosa serie del escritor parisiense con el visto bueno del público lector de cómics y el de los amantes de la obra original. El trabajo de fotógrafos de finales del XIX, como Nadar o Charles Marville, es fundamental para concebir el dibujo de línea clara que da vida al cómic. Aunque, también están Monet, Renoir, Boudin... y el cine de Visconti, según Heuet.

Pero no sólo la relación entre el cómic y la literatura parece madurar. Últimamente las ediciones ilustradas de grandes clásicos parecen también tomar un rumbo distinto. Lo demuestra el trabajo de editoriales como El Zorro Rojo, que desde 2004 acompaña sus reediciones de Cortázar, García Lorca o Benedetti con magníficos dibujos de autores de renombre como Antonio Seguí, Enrique Breccia, José Muñoz o Carlos Nine.

Otras joyas recién aparecidas en las estanterías también confirman esta sospecha. Es el caso de Las flores del mal, de Baudelaire (Nórdica Libros) con ilustraciones del belga Louis Joos. "La línea de libros ilustrados es ahora la más rentable de la editorial. Esta tendencia dice que el lector español ha madurado y busca un producto singular, bien editado, y en este caso, que un dibujante establezca un diálogo estético con el texto", según Diego Moreno, director de Nórdica Libros. Su euforia es comprensible; otras obras de su catálogo, como Bartleby, el escribiente (ilustrado por Javier Zabala) han logrado agotar la primera edición en sólo 20 días.