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Reportaje:

La corrala, puesta al día

Un premio Pritzker diseña casas de protección oficial en Carabanchel

Anatxu Zabalbeascoa

Nueve y media de la mañana en Carabanchel. Una nube de vecinos inquietos ante las verjas de acero. Les van a dar las llaves de sus pisos. Los firma un arquitecto estadounidense con Premio Pritzker, el deconstructivista Thom Mayne, del estudio Morphosis, en Los Ángeles.

"Lo que menos nos importa es el diseño. Hubiéramos encontrado preciosa una chabola", sonríe una propietaria de 26 años. En un patio frío, el suyo, los nuevos vecinos están de fiesta. El 66% tiene menos de 35 años. Vieron los pisos en diciembre. Algunos, todavía sin llaves, empiezan a hacer propuestas comunitarias: "Hay que vallarlo todo, que no se nos cuele nadie". "La azotea es de todos. Ponemos una barbacoa, una buena piscina y a vivir al sol".

El edificio es un respiro blanco en medio de tanto bloque de obra vista
Los pisos obtendrán el agua caliente y la calefacción de placas de energía solar

Sol no les falta a los primeros pisos que Mayne firma en España con la arquitecta Begoña Díaz-Urgorri, que trabajó con él en Los Ángeles.

Del griterío metálico de proyectos de Mayne como el Hypo Bank en Langenfurt (Austria) o la Torre Sun, levantada en Seúl, aquí hay poco más que una pérgola que, tal vez, con el tiempo y el cuidado de los vecinos, pueda sujetar hiedra. El resto es un pasillo abierto, pavimentado de hormigón -como las aceras de la calle Patrimonio de la Humanidad, donde se encuentra- y soleado. A modo de corrala, el pasillo conduce hasta la puerta de los pisos.

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Con tanta calle interna, el nuevo conjunto de viviendas de protección oficial del Ensanche de Carabanchel parece más un barrio que un edificio, con zonas comunes de recreo. Un respiro blanco en medio de tanto bloque de obra vista cerrado a la calle. Este inmueble apuesta por otro tipo de vida: la mejor manera de protegerse es abrirse a la calle, el equivalente a atacar para defenderse que hizo ganar la Liga al Barça de Johan Cruyff. Perder el miedo. Disfrutar del sol, las vistas y la vida de la comunidad es, indudablemente, una apuesta fuerte, un edificio, cuando menos, optimista. ¿Utopía? En parte lo decidirán sus dueños, los nuevos vecinos que, concluidas las primeras cocinas, comienzan a instalarse en los bloques.

Estas 141 viviendas, de entre 50 y 85 metros, o lo que es lo mismo, de entre 93.418 y 144.047 euros, obtendrán su agua caliente y su calefacción de la energía solar que se acumule en las placas que coronan las torres del conjunto. El blanco atrapará el sol; el verde de la vegetación lo escupirá en verano. Porque estas viviendas blancas quieren ser verdes. Se espera que la vegetación trepe hasta las torres más altas.

Los veinteañeros Luisa Villareal y su marido, Pablo Tierraseca, reciben las primeras llaves. Su piso tiene tres habitaciones, un pequeño estudio, salón comedor de 20 metros que parecen 25 (con dos zonas), dos baños completos y mucha, muchísima luz. Hay luz natural hasta en la cocina, que, además, tiene unas vistas al horizonte urbano. El piso, con plaza de garaje incluida y trastero, cuesta 128.342 euros.

Una ganga, según el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que asistió a la entrega de llaves y asegura que el precio es tres veces inferior al del mercado. Pero insiste, en la publicidad de las Viviendas de Protección Oficial, que no es él ni el Ayuntamiento quien entrega las viviendas, sino "la solidaridad de los conciudadanos madrileños".

Para los nuevos inquilinos de Carabanchel, el precio rebajado supone una hipoteca de 20 años. Seiscientos euros al mes. Y a vivir tranquilos. Casi tranquilos. A Pablo le hubiera gustado no entrar directamente en el salón, pero el recibidor le hubiera restado metros. El alicatado de cocinas y baños es sobrio: blanco y gris. "Igual tendría más alegría con alguna cenefilla", dicen, pero el liso se mantendrá igual de sobrio cuando terminen de pagar la hipoteca. Los arquitectos, los buenos, tienen visión de futuro. Y, necesariamente, optimismo. Este edificio en Carabanchel lo demuestra.

Panorámica de Madrid desde los tejados del bloque de viviendas protegidas diseñadas por Thom Mayne en el Ensanche de Carabanchel.
Panorámica de Madrid desde los tejados del bloque de viviendas protegidas diseñadas por Thom Mayne en el Ensanche de Carabanchel.PAULA VILLAR

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