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Seis palestinos y tres israelíes mueren en varios ataques en Gaza

Milicianos armados asaltan el lugar de paso de combustible para la franja

Gaza es una cárcel con millón y medio de personas sometidas desde hace 26 meses a un bloqueo económico implacable. Y esporádicamente estalla la olla a presión. Cuatro milicianos de tres grupos armados palestinos -Hamás se mantuvo al margen- se internaron ayer por la tarde en la terminal fronteriza de Karni y mataron a dos civiles israelíes. El objetivo era otro: capturar soldados. No lo consiguieron, y dos de ellos lograron regresar a la franja esquivando proyectiles de la artillería israelí que acabaron con la vida de los otros dos milicianos. Al menos dos civiles palestinos, uno de ellos un niño, y otro hombre armado fallecieron en bombardeos posteriores. Por la mañana, otro uniformado hebreo de origen druso y un miliciano de Hamás murieron en un enfrentamiento en el sur del territorio.

Tras la masacre de 130 palestinos en los últimos días del mes de febrero y los primeros de marzo -la mitad de ellos mujeres, niños y hombres desarmados -, esta erupción violenta cobra relevancia porque se ejecutó en suelo israelí. El Ejecutivo hebreo responsabilizó a Hamás del ataque. Aunque no participó en el asalto, los islamistas, que controlan férreamente Gaza desde junio, no van a impedir que otras milicias los ejecuten. El de ayer fue especialmente audaz, dado que miles de soldados vigilan estrechamente la frontera, y más todavía la aduana de Karni, lugar de paso del escasísimo combustible que Israel permite suministrar a la franja.

La alerta es máxima. En Israel y también en Egipto. El Gobierno de El Cairo ha advertido de que no permitirá una repetición de lo sucedido en enero, cuando Hamás dinamitó el muro fronterizo de hierro y cemento, y decenas de miles de palestinos corrieron a abastecerse en Egipto de cualquier artículo que pudieran comprar.

El ataque en Karni es un aviso de que el día a día en el territorio palestino es insoportable. Las ONG que trabajan en Gaza y los representantes de Naciones Unidas critican con vehemencia el castigo colectivo impuesto a la población civil. El nuevo enviado de la ONU en materia de derechos humanos, el profesor de la Universidad de Princeton Richard Falk, ha comparado la situación de los palestinos de Gaza con la que sufrieron los judíos en los guetos de Europa.

Unas 100.000 personas han perdido sus empleos, los suministros de medicamentos se han reducido al mínimo -ayer murieron cinco pacientes por las carencias en los tratamientos y el veto israelí a ser trasladados fuera de Gaza- y las nimias entregas de combustibles provocan colas de centenares de metros en las gasolineras.

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