El Ayuntamiento aprueba propuestas contradictorias sobre el trasvase
ERC apoya una moción del equipo de gobierno y se abstiene en otra de CiU
El Ayuntamiento de Barcelona vivió ayer una situación surrealista al aprobar dos propuestas sobre la sequía que aludían al trasvase del Segre en sentido distinto. El equipo de gobierno, con el apoyo de Esquerra, aprobó una moción de urgencia en la que pidió al tripartito y al Gobierno central las medidas para evitar restricciones, expresando su certeza, decía el texto, "de que será necesaria la aportación de cuencas externas al Ter-Llobregat mientras dure el estado de emergencia". Pero a la vez, CiU, gracias al PP y la abstención esta vez de ERC, obtuvo el visto bueno a su propuesta: pedir soluciones definitivas y rechazar el trasvase por ser la peor medida "medioambiental y técnica".
Tras más de tres horas de sesión, la Comisión de Sostenibilidad y Medio Ambiente, presidida por Inma Mayol, reflejó la inestabilidad de una institución que camina sobre el alambre en función del voto de Esquerra y que aprobó cuatro propuestas, una por cada color político. Jordi Portabella apoyó la moción del gobierno, que incluye la posible interconexión de redes, aunque según Mayol es una formalidad que no se ejecutará. El republicano hizo un par de reproches a sus ex compañeros de gobierno: censuró a Mayol por decir en enero que no habría restricciones, pese a que conocía ya el trasvase, y al socialista Francesc Narváez, por fijarlas en diciembre cuando se prevén para octubre. Luego, en la moción de CiU, se abstuvo. "El trasvase tiene incógnitas sustanciales y no es la mejor opción. Muchos hectómetros se perderán por el camino", dijo Portabella. "No es un problema de dónde se tome el agua, sino cómo traerla. Y tiene que venir de donde sea", dijo para lamentar el retraso de la desaladora de El Prat y dudar de que Francia permita captar agua del Ródano.
Todo el mundo acabó contento porque se aprobaron dos mociones más. Portabella logró unanimidad para revisar el estado de la red y evitar fugas. Y Enma Balserio, del PP, aprobó la suya gracias a CiU y ERC al denunciar la fuga de 800.000 litros. Narváez le replicó: "Si alguien bebe de esa agua, acaba en el hospital: No es potable". El debate fue un cruce constante de reproches. El PP recordó a Mayol su oposición al trasvase del Ebro y ésta a CiU su falta de previsión en 23 años en la Generalitat. "No nos hizo falta", se oyó del lado convergente. "Eso quería oír. Les llovió, tenían una alianza con la meteorología y nos gustaría que nos la traspasaran", bromeó Mayol. Y contestó al PP: "¿Cómo se compara el trasvase permanente del Ebro de 1.000 hectómetros con otro de 30 y por unos meses?".
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