"Los grupos de presión impiden el progreso"

Emma Marcegaglia, de 42 años, es la primera mujer que alcanza la presidencia de la patronal italiana, Confindustria. Los empresarios la han elegido con el 99% de los votos. Sucederá a Luca Cordero de Montezemolo, presidente de Ferrari y consejero delegado de Fiat. Aplaudida desde la izquierda y desde la derecha, la revista británica The Economist la ha bautizado como la dama de acero, y no sólo porque ése es el sector en el que ha desarrollado su carrera. La acería familiar, Marcegaglia, situada en Gazoldo, cerca de Mantova, es la décima compañía italiana, factura 4.000 millones al año y presume de no haber despedido a nadie y de no haber sufrido huelgas.

Pregunta. ¿Su elección ayudará a incorporar más mujeres al mundo laboral?

"Los políticos sólo piensan en ganar las elecciones y no en el medio plazo"

"Como las grandes reformas son impopulares, nadie las hace"

Respuesta. Eso espero. Somos uno de los países con menos empleo femenino de Europa, y es un gran problema social y económico, que tiene parte de culpa de que Italia no crezca. No podemos renunciar a la inteligencia y la capacidad de trabajo de las mujeres. Las empresarias estamos empezando a incorporarnos, somos todavía pocas. Pero esperamos mejorar.

P. ¿Cuántas mujeres había entre los 160 empresarios que la eligieron?

R. En la junta debemos ser ocho o diez mujeres, un porcentaje muy bajo. Sólo en la patronal de jóvenes empresarios la cuota es mayor. Fui la primera presidenta y el número ha ido creciendo, y ahora se turnan en la presidencia hombres y mujeres. Las mujeres cada vez estudian más y van entrando poco a poco en los consejos.

P. ¿Es partidaria de las cuotas para los consejos de administración?

R. Soy partidaria del mérito y la capacidad y de que si una mujer tiene esas dos cosas, los hombres no bloqueen su acceso a los centros de decisión. Pero no me gustan las cuotas rígidas. La mejor forma de promover el trabajo femenino es cambiar el sistema de bienestar, dando ayudas fiscales, mejorando los servicios de asistencia, apoyando a las madres y a las familias y haciendo el mercado de trabajo más flexible para que mujeres y jóvenes puedan conciliar trabajo y vida. Si no, es imposible.

P. ¿El Estado tiene dinero para eso?

R. Ahora todo el gasto se dedica a las pensiones. Debemos reducir ahí e invertir el dinero de otra manera. Si no ayudamos a los jóvenes, nos penalizamos. Y si no apoyamos a las mujeres, no tendremos dinamismo suficiente para progresar.

P. Los inmigrantes aportan crecimiento y pagan muchas pensiones en España. ¿Qué propone hacer en Italia?

R. Hay dos problemas: uno es luchar contra la inmigración clandestina, que ha causado un grave problema de seguridad; el otro es integrar a los inmigrantes legales. No necesitamos sólo obreros, también hacen falta cuadros altos. El Estado debe colaborar con los empresarios para cubrir esas necesidades.

P. Por lo que dice, Italia tiene pendientes muchas grandes reformas. ¿Por qué no las ha hecho ya?

R. Hay un sistema de privilegios fijos y de categorías laborales, lobbies muy fuertes que impiden el progreso. Al mismo tiempo, tenemos una política débil, porque el sistema electoral dificulta la gobernabilidad y no permite legislar mucho. Los políticos solo piensan en ganar las elecciones y no en el medio plazo. Como las grandes reformas son impopulares, nadie las hace.

P. ¿Falta coraje?

R. Falta coraje y nuevas reglas objetivas que permitan tomar decisiones.

P. ¿La Iglesia católica tiene culpa de esa parálisis?

R. Es una pregunta difícil. La Iglesia debe mantener una autoridad espiritual fuerte, pero digamos que cada uno debe ocuparse de su oficio.

P. ¿En su opinión, qué es lo que mejor funciona en la economía del país?

R. Entre muchos problemas hay datos positivos. En 2007 hemos exportado más que nunca, hemos ganado cuota de mercado y la balanza comercial tecnológica es positiva. Las empresas manufacturan gamas de productos con mayor valor añadido, hay más internacionalización y más innovación. Ahora hace falta que el Estado nos apoye en vez de penalizarnos con una burocracia imposible.

P. ¿Será una prioridad la seguridad laboral y la contaminación ambiental?

R. En seguridad queremos ser protagonistas. El sistema de sanciones nos parece poco lógico, apoyaremos planes de formación, información y control. En medio ambiente hay mucho por hacer y será una de mis grandes prioridades. Pero atención, los objetivos de la Unión Europea para energías renovables son demasiado ambiciosos y pueden producir un serio problema de competitividad. Si China abre cada año nueve centrales de 20.000 megavatios, hace falta un gran acuerdo internacional que permita competir a Europa.

P. España ha superado a Italia en renta per cápita. ¿Qué puede mejorar su país?

R. Tenemos que imitar dos modelos: el alemán en la industria tecnológica, y el español en la eficiencia de la Administración pública. Cuesta bastante menos que la italiana, y eso me produce una fuerte envidia.