Nuevo sátrapa
Tras la investidura esta semana de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno y la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, el BOE consagrará los resultados de esa especie de borgiana lotería de Babilonia que constituye el nombramiento de los segundos escalones de la Administración y la consiguiente pedrea autonómica de delegados del Gobierno.
La figura del delegado del Gobierno es un aggiornamento de los prefectos del Estado napoleónico. Cuando al final del franquismo el profesor Manuel Broseta se convirtió en un destacado opositor de la dictadura, tuvo el acierto de denominar a los gobernadores civiles "sátrapas enviados por Madrid". En efecto, en aquella época los gobernadores civiles tenían mucho de aquellos administradores de las satrapías instauradas por Darío en el antiguo imperio persa. "Sátrapa" era, junto a "banda de bachi-buzuks" o "especie de zuavo", uno de los insultos favoritos del capitán Haddock, quien de haberlo conocido a tiempo hubiera formado parte, al lado de Quevedo, Swift, o Voltaire, de El arte de injuriar (1933) de Jorge Luis Borges. Pero junto a la definición de "hombre que gobierna despóticamente", el diccionario recoge también la acepción coloquial de sátrapa como la persona que gobierna sagazmente, con astucia e inteligencia. Algo que, en muchos casos, está por ver.
El asunto es que los valencianos vamos a tener un nuevo sátrapa. No parece que Antoni Bernabé tenga asegurada, ni muchos menos, su continuidad al frente de la Delegación del Gobierno, a la que accedió con el apoyo del entonces secretario general del PSPV-PSOE, Joan Ignasi Pla y en la que ha desempeñado un papel muy institucional y protocolario, pero de escaso calado político, marcado por la prudencia de dejar el primer plano a su mentor. Después de los resultados cosechados por los socialistas en la Comunidad Valenciana y visto cómo se las gasta el PP con su estrategia de insaciable reivindicación frente al Estado, no parece que ése sea el perfil más adecuado para hacer frente al permanente acoso que desde la Generalitat y sus terminales mediáticas han puesto en marcha antes incluso de que se constituya el nuevo Gobierno de España.
Visto lo visto con el boicoteo de la Generalitat a la aplicación de la ley de la Dependencia, o con la mofa de la impartición en inglés de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, el PSOE necesita, más que nunca, una figura relevante, capaz de hacer pedagogía política de la acción del Gobierno, saliendo al paso de la permanente propaganda del PP y con voluntad de hacer cumplir las leyes. En sentido literal sátrapa significa "defensor del dominio". La necesidad para el PSOE de acertar con este nombramiento es tanto más perentoria, cuanto más catatónica es la situación interna que atraviesa el PSPV una vez abierta la carrera del congreso que deberá elegir al nuevo secretario general y candidato a la Generalitat. De ser ciertas las filtraciones sobre la última reunión del Grupo Socialista de las Cortes Valencianas, algún dirigente local llegó a plantear la necesidad de ser más reivindicativos frente a Madrid.
En estos momentos suenan dos candidatos a la satrapía. Uno es la siempre activa Ana Noguera, cuyo nombramiento la apartaría de la posibilidad de disputar la secretaría general del PSPV-PSOE. El otro es Josep Maria Àngel, que tan buenos resultados electorales ha cosechado como alcalde de L'Eliana. Pero, como ya se ha dicho, el cargo forma parte de la lotería de Babilonia, o lo que en este caso es lo mismo, de lo que disponga María Teresa Fernández de la Vega.
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