Ascó detectó hace tres semanas partículas radiactivas en el exterior y no avisó al CSN
La dirección de la central nuclear de Ascó tuvo conocimiento de la fuga de partículas radiactivas el pasado 14 de marzo, en plena Semana Santa, y no avisó del caso al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hasta el jueves. La central informó el sábado de que la semana pasada se habían detectado 150 partículas en el recinto al aire libre del complejo atómico. El domingo se supo que se habían hallado partículas radiactivas más allá del recinto.
Un operario, durante una inspección radiológica manual que se lleva a cabo cada semana en el recinto, detectó el 14 de marzo una partícula contaminada al aire libre y junto a un edificio anexo al del reactor. Así se desprende del informe que han elaborado técnicos del CSN, máxima autoridad en materia nuclear en España, sobre la fuga, de la que no tuvo constancia hasta el pasado jueves.
Greenpeace reitera que la fuga es más grave de lo que se ha dicho
Fuentes del CSN adujeron ayer que dada la baja radiación detectada en la partícula, la central atómica no estaba obligada a dar parte; mientras, otras fuentes del órgano regulador de la actividad nuclear arremetieron contra la "desidia y dejadez" de la dirección de la central. "No es un problema de gravedad, que no ha sido grave, sino de actitud", añadieron estas fuentes.
El CSN ha calificado el incidente de nivel 1 en la escala internacional INES, que va del 0 al 7 como caso más grave, y con toda probabilidad abrirá expediente sancionador a la central.
La búsqueda de partículas contaminadas se ha dado por terminada sin que los operarios de forma manual ni las estaciones automáticas hayan detectado más. La fuga radiactiva superó los terrenos de la planta y llegó, como mínimo, a escasos metros de la vía del tren de la línea Barcelona-Reus-Móra-Caspe.
El informe del CSN concluye que hubo una radiación de 6,3 microcurios; ello quiere decir que si una persona hubiera ingerido las 150 partículas, no hubiera rebasado los límites legales de radiación. A medida que se han ido localizando partículas contaminadas (cobalto 60, manganeso 54, cromo 51 y hierro 59), las han ido retirando y procesando como residuo.
Pese a estas explicaciones, Greenpeace reiteró ayer que la fuga radiactiva podría tener un alcance mucho mayor, con cifras que sobrepasarían en mucho los límites legales. Greenpeace dijo tener serias dudas sobre los datos aportados por la central al CSN y calificó las explicaciones de "incompletas".
El Ministerio de Industria ha convocado para mañana a la comisión local de información, de la que forman parte alcaldes de la zona, particulares y organizaciones del territorio.
La inspección del CSN ha concluido que el 26 de noviembre, durante la recarga de combustible, quedó contaminada una rejilla de captación de aire del sistema de ventilación del interior del edificio que alberga la piscina el combustible gastado. Este sistema estaba parado, ya que en aquel momento la central -en plena operación de recarga y movimiento de combustible- funcionaba con una ventilación de emergencia que filtra el aire. Tres días más tarde se desconectó el sistema de emergencia, que filtra el 99,95% de los elementos que pasan por él, y en ese instante se conectó el sistema habitual, que no filtra el aire, momento en el que las partículas se introdujeron en las tuberías de ventilación, hasta que el 14 de marzo fueron detectadas en el exterior.
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