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La guerra reafirma al vecindario

Novo Mesoiro se descubre unido y fuerte contra el posible realojo de chabolistas

El rumor en A Coruña sobre la posibilidad de un realojo masivo de chabolistas en Novo Mesoiro fue creciendo a la vez que las urbanizaciones, la mayoría de vivienda protegida, que conforman este nuevo barrio periférico de apenas cuatro años en el que viven ahora unas 2.000 familias. Hace más de dos años que corre "ese runrún", destacan los vecinos que desde mediados de marzo protagonizan, con estrategias casi de guerrilla, una movilización sin precedentes en prevención de un hipotético realojo en su barrio - siempre negado por el Ayuntamiento- de familias gitanas de Penamoa, el mayor poblado chabolista de Galicia y considerado principal mercado de la droga de la cornisa cantábrica.

"Ni racistas, ni manipulados", aseguran en el barrio coruñés
Encontraron en Internet un arma de movilización instantánea
7.400 personas firmaron contra el realojo de gitanos de Penamoa
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"Ni racistas, ni manipulados por nadie". Los residentes de Mesoiro, familias jóvenes en su inmensa mayoría e hipotecadas a 20 o 30 años, son categóricos cuando se les pregunta que hay detrás de su guerra preventiva: "Hay miedo, mucho por nuestras familias, por la droga, hay desinformación y un descrédito total del Ayuntamiento, que no dejó de contradecirse y mentir".

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Es un estallido social que coincidió en el tiempo con el rechazo vecinal en Pontevedra a la llegada a su vecindario, esta sí real, de tres familias gitanas del poblado chabolista de O Vao (Poio). Pero ni los orígenes ni las causas son las mismas en A Coruña, una ciudad donde nunca, hasta ahora, se planteó ningún problema o rechazo a la integración en pisos de chabolistas de los hasta siete asentamientos que había hace una década. Unas 150 familias fueron realojadas en ese periodo sin crear conflicto alguno de convivencia. Entonces, ¿por qué este brote liderado por Novo Mesoiro, al que se sumaron otras zonas de A Coruña que concentran la edificación de nuevas viviendas?

Confluyen varias circunstancias: la propia configuración de un barrio periférico que aún carece de servicios públicos, unido al estigma de Penamoa, ayudan a explicarlo. Los chabolistas de asentamientos que perduran en O Portiño, la ex conservera Celta, en el puente Pasaxe, o el poblado gitano de As Rañas, vecino geográfico de Mesoiro, no son percibidos en el conjunto de A Coruña con la conflictividad que genera, de forma casi instintiva, la palabra Penamoa.

"Gitanos sí, pero no los de allí", repiten una y otra vez los vecinos de Novo Mesoiro. La inmundicia y la delincuencia campan a sus anchas en este asentamiento creado por el Ayuntamiento en 1984. Su inminente desaparición, obligada por la construcción de una nueva circunvalación, la Tercera Ronda, disparó las alarmas desde que se anunció, hace ahora dos años. Fue tanta la inquietud en Novo Mesoiro, que en noviembre de 2006 hubo una multitudinaria asamblea vecinal en un hotel a la que acudió la concejala de Urbanismo, Mar Barcón, para garantizar que los chabolistas no se irían a ese nuevo barrio periférico, en el que sólo hay dos bares, una panadería, un supermercado y, ahora, las primeras piedras de una futura guardería.

La edil incluso transcribió su compromiso, una carta con membrete del Ayuntamiento que fue colgada en todos los edificios de Novo Mesoiro. Pero la publicación, tres días después de las elecciones generales del 9 de marzo, de la lista de los adjudicatarios definitivos de 272 viviendas que promueve la Xunta en Novo Mesoiro (160 previstas para el segundo semestre de 2009) y en Eirís, otro barrio periférico, volvió a encender la llama justo cuando empezaba la cuenta atrás para la eliminación de Penamoa.

La agitación cundió cuando un periódico local publicó que siete adjudicatarios de esos pisos tenían apellidos muy comunes entre las familias chabolistas de Penamoa. Ni los desmentidos reiterados del Ayuntamiento, ni los llamamientos a respetar el derecho de todo ciudadano a solicitar y obtener un piso protegido -se apuntaron 6.000 candidatos en 2004 para esas dos promociones- consiguieron frenar el conflicto.

Los vecinos de Novo Mesoiro, con una incipiente asociación que se reunía en un bar, descubrieron que tenían una potente arma para comunicarse y organizarse contra lo que consideran "un realojo encubierto de chabolistas": su foro en Internet, que hasta entonces sólo utilizaban para comentar problemas menores del barrio, como el de coches mal aparcados. Fue en ese blog donde apareció el bulo, un domingo de marzo, de que "ya están aquí 15 familias de gitanos, escoltadas por la policía".

Centenares de personas, algunas en pijama, otras armadas con latas de gasolina o cuchillos, se echaron a la calle para cortarles el paso. Llegaron incluso a parar y registrar la furgoneta de un asustado vecino que regresaba a su casa. En medio de la confusión e histeria de aquella noche, Novo Mesoiro se descubrió como barrio unido y fuerte. Unas 7.400 personas firmaron contra la instalación de chabolistas en él.

Esta semana empiezan a funcionar en A Coruña y Pontevedra las comisiones de integración que Vicepresidencia de la Xunta constituyó con todas las administraciones, los representantes vecinales y de la comunidad gitana para tratar de reconducir un conflicto social que amenaza extenderse. Los anunciados poblados de transición como nueva fórmula de integración de chabolistas parecen abrir una tregua.

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