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PSE y PP rechazan definitivamente el Plan de Educación para la Paz

Mondragón centró un debate que ni siquiera rozó el contenido del documento

El Plan de Educación para la Paz del Gobierno, nacido de un mandato de la ponencia de Víctimas del Terrorismo a propuesta del PSE, no contará finalmente con el beneplácito del Parlamento. El rechazo inicial al relevo de la alcaldesa de Mondragón (ANV) fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los socialistas, hasta tal punto que ni se habló del contenido del plan durante el debate definitivo, ayer, en la Comisión de Derechos Humanos. El nombre del ayuntamiento guipuzcoano, en cambio, se repitió hasta la extenuación.

"Queremos coherencia entre lo que se escribe y lo que se hace"

El portavoz socialista Rodolfo Ares, revistió toda su intervención de un tono trascendente y aludió repetidamente al carácter de "problema de fondo" del caso Mondragón. "Hay momentos clave de la historia en que uno no puede equivocarse porque cuesta mucho recuperar esos errores y se juega no sólo la credibilidad, sino la eficacia de lo que quiere conseguir", dijo, en una advertencia a los peneuvistas que parecía ir más allá del debate de ayer.

Si el PSE tenía ya previsto no apoyar el plan por la negativa que les transmitió el martes el Gobierno a su exigencia de retirar las subvenciones de la dirección de Derechos Humanos a organizaciones que no condenan la violencia (Etxerat), el episodio de Mondragón le llevó a ni entrar siquiera a discutirlo y a pedir su devolución, como hizo también el PP.

"¿Qué les decimos mañana a los chavales de un colegio cuando pregunten por qué no hemos hecho nada con esa alcaldesa indigna de Mondragón?", preguntó. "Hoy lo menos importante es el contenido del documento", añadió, "y lo más, la justificación de la portavoz del Gobierno y su aval a una actitud cobarde e indigna". Ares exigió al lehendakari que rectifique a Miren Azkarate y la decisión primera de su partido en el ayuntamiento guipuzcoano. Esa será, sentenció, "la prueba de si quieren hacer verdadera pedagogía" por los valores democráticos. Igual exigencia dirigió al portavoz del PNV, Ricardo Gatzagaetxeberria cuando éste admitió que ETA es "el conflicto más importante de la sociedad vasca" y añadió que su partido "debe reflexionar". "Sobre todo, queremos coherencia entre lo que se escribe y lo que se hace, y no la vemos por ninguna parte", insistió Rodolfo Ares. A su juicio, el Gobierno realiza con el plan un mero "lavado de cara".

Similares argumentos utilizó el portavoz del PP, Santiago Abascal, para quien el tripartito se limita "a cubrir el expediente", mientras sus hechos le desmentirían. A causa de ellos, añadió, "no les firmaríamos ni los Diez Mandamientos".

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"Mondragón es suficiente explicación de por qué vamos a votar en contra. Este plan es una palabra, Mondragón es un hecho. Este plan es mentira, Mondragón es la única verdad", dijo. "Quien tiene que ser educado en valores es el Gobierno", sentenció Abascal, para justificar su petición de devolución del documento, en tanto no se retiren las subvenciones cuestionadas y se presenten mociones de censura contra los alcaldes de ANV.

El Gobierno sólo obtuvo el voto de Aralar, útil para impedir que las peticiones de PSE y PP triunfaran, al provocarse el empate. El desenlace es irrelevante a efectos prácticos, porque el plan está en vigor y dotado con 6,5 millones. El tripartito tirará de él en solitario en cualquier caso, al igual que pasó, con idéntico rechazo, con el Plan de Paz y Convivencia del lehendakari.

El consejero Joseba Azkarraga saluda al llegar a la comisión al portavoz socialista, Rodolfo Ares, en presencia de Rafael Larreina (EA).
El consejero Joseba Azkarraga saluda al llegar a la comisión al portavoz socialista, Rodolfo Ares, en presencia de Rafael Larreina (EA).EFE

Azkarraga insiste en que el plan constituye "el suelo común"

El consejero de Justicia, Joseba Azkarraga, defendió el controvertido Plan de Educación para la Paz y los Derechos Humanos, con el argumento principal de su carácter "integral". "No es un plan antiterrorista de educación", replicó Azkarraga a las críticas que recibía, apalancado en su discurso sobre la necesidad de que "todos interioricemos el rechazo también a otras violencias, de las que los Estados pueden ser tristes protagonistas". "Es prioritario deslegitimar el terrorismo y también la tortura, la xenofobia, el acoso escolar, la violencia contra la mujer, etcétera", añadió.

El consejero, que vio cómo el asunto de Mondragón condicionaba todo el debate, acusó al socialista Rodolfo Ares de estarlo utilizando "como vía de escape" para no discutir sobre el contenido del documento. "No es legítimo usar un elemento puntual como el de Mondragón para no hablar nada del plan" y para poner en solfa la "coherencia en la deslegitimación del terrorismo" que el Gobierno, sostuvo, practica "con sus acciones en el día a día".

Pese al rechazo explicitado por el PSE y el PP, Azkarraga definió el plan elaborado por su Dirección de Derechos Humanos y aprobado en diciembre de 2007 por el Gobierno como "el suelo común de intervención (...) para el abordaje de la violencia terrorista o de cualquier otra violencia ilegítima".

Ayudas a presos

El consejero de Justicia defendió las subvenciones cuestionadas por populares y socialistas. Sobre las que se dedican a los familiares de presos de ETA para sus visitas a las cárceles, resaltó que un ministro socialista de Interior, Antoni Asunción, aprobó un decreto similar al existente ahora, del que se beneficiaron familias de presos "de la ETA que asesinaba cien personas al año". "Esto se ha hecho en los momentos más duros del terrorismo", le dijo a Ares.

Azkarraga se preguntó "qué culpa tienen las familias de los presos de las responsabilidades penales" de éstos y recalcó que las ayudas que concede su departamento "son legales". Con ello provocó la respuesta áspera del popular Santiago Abascal. "Las subvenciones son legales y que ANV esté en la alcaldía de Mondragón también. Pero no hablamos de legalidad, hablamos de moralidad", puntualizó.

A juicio de Azkarraga, no se puede poner como condición para recibir ayudas económicas de la Dirección de Derechos Humanos la condena del terrorismo, tal y como exigen el PSE y el PP. Por la misma regla de tres, los populares deberían haber exigido a la Fundación Francisco Franco, a la que subvencionaron desde el Gobierno central, una "declaración expresa de aceptación de los valores democráticos".

Homenajes en puertas

El debate de ayer dejó vislumbrar hasta qué punto se puede abrir de nuevo el abismo entre el Gobierno y los dos partidos de la oposición en el punto de mira de ETA. Es seguro que enrarecerá los homenajes previstos en la Cámara: este sábado al parlamentario popular Gregorio Ordóñez, con la colocación de una placa junto a la del socialista Fernando Buesa, y el fin de semana siguiente a las víctimas del terrorismo en su conjunto, con la inauguración de la escultura y la exposición en su recuerdo.

"No se puede estar en Mondragón con los violentos y a la semana dar palmadas en la espalda a la familia de Gregorio Ordóñez", apuntó el portavoz del PP, Santiago Abascal. Idéntica advertencia realizó el socialista Rodolfo Ares, en referencia al asesinato de Isaías Carrasco: "No admitimos que se nos acompañe un día en el dolor y luego se siga igual, como si no hubiera pasado nada".

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