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Montilla exige agua a Zapatero porque "Cataluña también es España"

Narbona notifica a la Generalitat que no acepta ningún tipo de trasvase

La Generalitat no se quedará con los brazos cruzados ante la negativa del Gobierno central a que el Segre, afluente del Ebro, pueda suministrar agua a Barcelona. El principal partido del Gobierno catalán, el PSC, lanzó ayer un órdago en toda regla al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. La formación del presidente de la Generalitat, José Montilla, exigió al Gobierno medidas alternativas al trasvase del Segre y, de pasada, recordó que el Gobierno central debe asumir la sequía catalana como un problema propio. "Como su nombre indica, el Gobierno de España es el Gobierno de toda España y, por tanto, ha de garantizar también el derecho universal a disponer de agua para beber" de los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona, recordó ayer el portavoz del PSC, Miquel Iceta.

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Los socialistas catalanes y sus socios en la Generalitat viven con estupor la negativa del Gobierno central a autorizar un trasvase de carácter temporal del Segre a Barcelona. Entienden que el PSOE es presa de una suerte de ataque de pánico ante lo que dirá el PP si autoriza ahora un trasvase tras derogar en 2004 el previsto en el Ebro. Iceta fue el encargado, ayer, de visualizar este malestar, aunque fuera echando mano de la ironía. "Si la vicepresidenta ha dicho no al trasvase del Segre, será porque tiene reservas de agua que se desconocen y que resolverán el problema", dijo.

Gobierno "provisional"

Antes, habían mantenido una conversación telefónica la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y su homólogo catalán, Francesc Baltasar. Fue fría. Narbona recordó a Baltasar que la negativa al trasvase, sea del Segre o del Ebro, es definitiva. Baltasar la retó a aportar alguna solución. El consejero catalán ironizó con que la negativa procede de un "Gobierno provisional" y anunció que presentará sus planes en cuanto Zapatero nombre un nuevo Ejecutivo. La respuesta del ministerio fue igualmente distante: "El Gobierno será provisional, pero la decisión sobre el Segre es firme".

La sequía y los problemas con el trasvase del Segre se han adueñado de la agenda de todos los partidos hasta tal punto que ayer Esquerra Republicana pidió negociar un "pacto nacional" del agua para evitar una nueva guerra por este escaso elemento. Los tres socios del tripartito se emplazaron ayer a buscar soluciones para evitar un conflicto territorial entre Lleida y Barcelona.

Caudal del río Segre a su paso por Prats i Sansor.
Caudal del río Segre a su paso por Prats i Sansor.CARLES RIBAS

Iniciativa, tocada

No es la asunción del Departamento de Interior y del mando de los Mossos d'Esquadra lo que está llevando más quebraderos de cabeza a Iniciativa per Catalunya. El intento de trasvasar agua del Segre y la gestión del proyecto que ha hecho el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, han abierto una importante vía de agua en la formación ecosocialista, otrora abanderada contra todos los trasvases.

La tensión entre la dirección del partido, alineada por completo con Baltasar, y los dirigentes territoriales es tal que el partido se vio ayer obligado a celebrar sendas reuniones en Barcelona y Lleida para calmar los ánimos de sus responsables locales. En Barcelona, la ejecutiva del partido se reunió con representantes territoriales de todas las provincias. En Lleida, concejales de ICV recriminaron al consejero Baltasar su política comunicativa. El mismo malestar con el consejero lo expresaron ayer tanto el PSC como ERC, que le reprocharon haber intentado camuflar el trasvase con subterfugios lingüísticos. Hasta el secretario general de ICV, Jordi Guillot, se desmarcó de los "juegos semánticos" del consejero.

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