Los dos lados del charco

Una obra oportuna, interesante y solvente. Oportuna porque llega en un momento en el que el mercado y la economía mexicana se han convertido en imán para inversores y empresarios españoles como estación de destino final y de tránsito hacia sus vecinos de arriba, Estados Unidos y Canadá. Interesante porque se han publicado miles de libros sobre España y México, y, sin embargo, este estudio económico comparado cubre un terreno prácticamente virgen y aporta por ello novedad a estudiosos del tema y al lector de a pie. Y solvente, finalmente, por el rigor de su contenido y por el currículo académico y profesional de los distintos autores incluidos en el estudio.

La idea de este libro, según reconocen expresamente sus tres compiladores, surgió de una percepción compartida por generar un estudio comparado entre la historia económica de España y la de México basado en un análisis minucioso de sus respectivas historiografías económicas. Aunque en el caso mexicano la historia económica comparada es un campo que requiere aún mucho estudio, la poca existente -o documentada- refleja más bien la trayectoria económica del país en los siglos XVII-XX comparada con la de Estados Unidos. Se cita en concreto los trabajos precursores de Coatsword, que tanto han contribuido al avance del conocimiento del pasado económico de México en particular, pero también de América Latina.

Para el caso español, la comparación se ha desarrollado preferentemente con países europeos. De ahí que la comparación entre México y España resulte estimulante e interesante, no sólo para los estudiosos de la historia económica, sino para cualquier persona interesada en las relaciones entre estas dos naciones.

El objetivo del libro es llevar la comparación de las historias económicas de ambos países tan lejos temporalmente y temáticamente como lo han permitido las circunstancias. Hay que hacer constar al respecto, como señalan los compiladores, el "desigual nivel de desarrollo" de las respectivas historiografías económicas nacionales, tanto en lo relativo a interpretaciones y análisis como en la construcción de series históricas confiables.

El primer ensayo de este libro ofrece un panorama general del desarrollo económico de España y México durante los siglos XIX y XX. Coatsword y Tortella ofrecen una explicación a una característica común del comportamiento económico de ambos países: la divergencia de los dos respecto a los países más desarrollados. Para hacerlo analizan cuatro dimensiones institucionales y de política económica particularmente relevantes: el sistema legal, el riesgo político, el capital humano y la apertura del comercio.

Los dos siguientes capítulos abordan con mayor profundidad algunas de las ideas esbozadas por Coatsword y Tortella en cuanto al legado del Antiguo Régimen para ambos países.

En capítulos siguientes se analiza el tránsito de una Hacienda imperial a dos Haciendas nacionales. Las reformas tributarias en México y España durante el siglo XIX son analizadas por Francisco Comín y Daniel Días Fuentes, mientras que Luis Jáuregui se ocupa de las contribuciones directas en los primeros decenios del México independiente.

La cuarta parte de esta enjundiosa obra está dedicada al análisis de las instituciones agrícolas en cada uno de los dos países. Juan Carmona y James Simpson abordan el papel de la organización rural en el desarrollo agrario de España entre 1850 y 1936, y Emilio Kouri analiza distintos aspectos económicos de la desamortización de las tierras de los pueblos en México en el siglo XIX.

A continuación, los análisis se centran en el binomio protección e industrialización, en la evolución de la educación y la tecnología en México y España, y en el crecimiento minero e industrial en algunas regiones. A continuación se aborda un análisis de la banca, los bancos centrales y los sistemas financieros. Después se aborda bienestar y estándares biológicos. La parte final estudia las trayectorias regionales y la convergencia y divergencia económicas.