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Reportaje:

Los turbios posos del café

'Oro negro' denuncia los abusos que la industria comete con los cultivadores etíopes del preciado grano

Probablemente, el lector esté degustando una taza de café mientras hojea el periódico. Seguramente no se ha detenido a pensar qué camino ha recorrido el grano de café para presentarse aromático y caliente en su mesa. Los hermanos británicos Nick y Marc Francis emprendieron hace ya cuatro años el camino desde la taza hasta las rústicas plantaciones de café en el sur de Etiopía, para producir Oro negro, la película que se estrena esta semana en salas españolas, en el marco del Mes del Cine Solidario.

"Se podía hablar del café en Suramérica o Centroamérica, pero escogimos Etiopía porque es la verdadera cuna del café y su grano es el más apetecido por los expertos", explicaron los directores. En Oro negro, el espectador acompaña a Tadesse Meskela, el gerente de la cooperativa de cafeteros de Oromia, en su lucha por conseguir un precio justo para su café en los mercados mundiales. Como una moderna versión de David y Goliat, aparecen las cuatro multinacionales que controlan el 50% del mercado mundial del café -Nestlé, Starbucks, Sara Lee y Procter and Gamble-, que cada año mueve 80 billones de dólares y cuyo precio se fija en Nueva York y Londres.

Al otro lado, el pequeño Meskela viaja en solitario a reuniones y ferias con potenciales clientes, con pequeñas muestras de su extraordinario grano, del que viven más de 70.000 campesinos etíopes.

El café es el activo más cotizado y negociado del mundo después del petróleo, sin embargo, al sur de Etiopía, a 30 grados y en aldeas semipavimentadas, los campesinos que cultivan el grano reciben menos de un euro por kilo de café, del que pueden salir unas 30 tazas, cada una de las cuales cuesta entre uno y dos euros en cualquier bar de las grandes ciudades.

Aunque se declaran cineastas, no activistas, los hermanos Francis son conscientes de que con esta película se ha desdibujado la frontera entre esos ámbitos. "Después de la proyección de la película y algunas otras iniciativas, se ha doblado el valor del café etíope y Meskela asegura que los miembros de su cooperativa han recibido un poco más de dinero, aunque queda mucho por hacer", concluye Marc Francis, quien junto a su hermano planea producir una película de ficción con el mismo tema "para poder contar las historias humanas con las que tropezaron durante el rodaje y que se quedaron fuera".Los directores se declaran cineastas, no activistas

Trabajadores etíopes, en un fotograma de <i>Oro negro.</i>
Trabajadores etíopes, en un fotograma de Oro negro.

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