Portavoz para el pacto
La elección de Alonso indica voluntad de negociar sin crispación; el foco pasa ahora al PP
Las primeras decisiones que se toman al inicio de legislatura dicen mucho de las intenciones de partida de los responsables políticos. Cuando estas decisiones se refieren a nombramientos de personas, el perfil del escogido es a veces más expresivo que mil discursos. La figura del portavoz del grupo parlamentario del partido que gobierna tiene una gran importancia porque sirve de engarce entre la acción del Ejecutivo y la del poder legislativo. Su papel acostumbra a ser decisivo en las negociaciones con los otros partidos. El PSOE pagó en la legislatura anterior la salida de Rubalcaba de este cargo para ocupar el Ministerio del Interior. Desde aquel momento la vida parlamentaria se hizo mucho más empinada para el Gobierno. La legislatura que ahora empieza, si las buenas intenciones expresadas estos días de un cierto retorno a la serenidad en la vida política son fundadas, requerirá mucha habilidad negociadora, mucha firmeza en los compromisos y mucha discreción. Tres características que se corresponden con la personalidad de José Antonio Alonso, juez, proveniente de Justicia Democrática, que ha pasado con eficacia y sin ruido por dos ministerios tan delicados como Interior y Defensa.
Pero sobre todo, José Antonio Alonso es un hombre de la máxima confianza del presidente del Gobierno. Con lo cual, José Luis Rodríguez Zapatero está lanzando varios mensajes a la vez. Primero: que otorga gran importancia a las negociaciones con los demás grupos políticos, lo que hace pensar no sólo en acuerdos puntuales que garanticen la gobernabilidad, sino en pactos de Estado que alcancen al primer partido de la oposición. Segundo: que quiere un estilo de legislatura distinto, en que la negociación y el debate político primen sobre la bronca y el desencuentro. Tercero: que es una prioridad resolver la situación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional y renovar el pacto antiterrorista, abriéndola a los demás partidos, lo que requerirá mucha finura a la hora de negociar, especialmente con el PP. Cuarto: que es importante que el líder socialista en el Congreso sea una personalidad de peso en una legislatura que probablemente presidirá José Bono.
El nombramiento de Ramón Jáuregui como segundo del Grupo Parlamentario Socialista tampoco es irrelevante. Es un político experimentado y bien relacionado con el nacionalismo vasco, lo que indica que Zapatero considera que la relación con el PNV ha de ser privilegiada.
La primera línea parlamentaria socialista se completa con un gesto de renovación: el nombramiento como portavoz en el Senado de Carmela Silva, otra voz periférica que parece indicar el interés del presidente por mantener vivo el espíritu de la España plural, que, a finales de la legislatura pasada, la ofensiva del PP había puesto en sordina.
Zapatero y el PSOE han movido pieza. Queda por ver cómo responde el PP.
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