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El maná de las materias primas

La fuerte subida de precios de minerales y productos agrícolas ha sido como un premio gordo para algunas empresas. La tendencia seguirá mientras persista la sensación de escasez

La frenética subida de los precios de algunos minerales y materias primas, que tanto impacto tienen sobre los productos finales, actúa como un maná para las privilegiadas empresas que los extraen o comercializan.

Minerales como el cobre, el níquel, el estaño, el aluminio y sus aleaciones han experimentado auténticas escaladas en sus cotizaciones. En el mercado de metales de Londres, el precio del níquel ha subido un 188,5% en los últimos cinco años; el del estaño, un 247%; el del cobre se ha elevado un 20% sólo en lo que va de año. Son precios de vértigo que han convertido a las empresas que los manipulan en valores bursátiles refugio. Compañías como Acerinox, Tubos Reunidos, Tubacex o Befesa (en su actividad de reciclado de metales) se han mantenido al alza o han ofrecido resistencia frente al clima bajista.

Materias primas agrícolas, como el trigo, el maíz, la soja y la colza, han duplicado su valor desde finales de 2006, debido a la escasez de cosechas, el incremento de la demanda de países emergentes o la nueva competencia derivada de su transformación en biocarburantes. Como consecuencia de estos ascensos han subido también sus productos derivados, como los piensos, el pan, la leche, los huevos o la carne.

Las grandes beneficiadas por estos ascensos de precios han sido las compañías mineras y de primera transformación, que han visto multiplicados sus resultados. Para Acerinox, por ejemplo, 2006 fue el mejor año de su historia, porque logró triplicar sus beneficios. No es casualidad que, ante un mercado con tanta tensión, se hayan puesto en marcha este año dos minas de cobre en Andalucía.

En el área alimentaria, donde la repercusión de los precios es más elástica, los márgenes de los intermediarios y de la distribución multiplican o amortiguan los precios de sus derivados. En el caso de la leche, los precios en origen subieron un 52% entre abril y octubre, pero sólo repercutió un 31% sobre los consumidores a partir de diciembre, porque las empresas de distribución han reducido sus márgenes.

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