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Tknika, el modelo del País Vasco

Los estudios de Formación Profesional en Euskadi han gozado siempre de buena salud y de un gran prestigio entre los empresarios, que siempre han apostado por ellos. Prueba de ello es que el índice de inserción laboral de los alumnos es casi del 90%. Su único punto débil es la escasa presencia de chicas, apenas un 15%, en los ciclos con más salidas profesionales.

El Departamento de Educación ultima en estos momentos el III Plan Vasco de Formación Profesional, que es el documento sobre el que pivota la FP y cuyo objetivo es establecer un hilo directo entre los estudios de los ciclos de grado medio y superior y las necesidades reales de las empresas vascas.

Este proyecto es elaborado por el Departamento de Educación, pero debe contar con el visto bueno del Consejo de FP, integrado por el propio Gobierno vasco, la patronal y sindicatos, entre otros agentes, lo que da una idea de la implicación social e institucional.

Uno de los rasgos fundamentales de la FP vasca y que la hace diferente a las demás es su profundización en lo que se conoce como el Sistema de Cualificación Profesional, que permite a cualquier persona que no dispone de un título acreditar su experiencia y competencia adquiridas en sus años de trabajo y obtener un certificado oficial que le abre las puertas del mercado laboral.

Su esfuerzo por innovar ha llevado a Educación a crear Tknika, un centro de innovación que fomenta la relación de los institutos de FP con las empresas e impulsa de manera preferente las nuevas tecnologías. Tknika colabora con los centros de FP formando al profesorado, haciendo partícipes a los institutos de proyectos de envergadura en el ámbito nacional e internacional e impulsando todo tipo de tecnología. Primero la desarrolla en sus instalaciones y, una vez consolidada, la traslada a los centros. Éste es justamente el modelo que quiere impulsar el centro de innovación que va a crear la Consellería de Educación en Galicia.

El proyecto vasco más reciente es el Maiatz impulsado por el Instituto de FP Miguel Altuna, en Bergara. El plan consiste en que las empresas implantadas en el entorno financien la tecnología adquirida por el centro, a cambio de formar a alumnos específicos para nutrir la demanda de las 40 fábricas de la zona, dedicadas en su mayoría a la fabricación de tornillos. Pero no los clásicos o estándar, sino los elementos de sujeción más sofisticados del mercado.

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