"Esto viene de lejos, pero hemos estallado ahora"
Vecinos de Mirandilla se enfrentan a una familia tras años de amenazas
En las calles de Mirandilla (Badajoz), a apenas 10 kilómetros de Mérida, había ayer muchos agentes de la Guardia Civil, periodistas hablando por el móvil y niños jugando. Ninguna de estas escenas son habituales en este pueblo de 1.400 habitantes. Los agentes y los redactores aquí suelen tener poco trabajo. Y los niños no salen a la calle porque una familia del municipio tenía atemorizada hasta el domingo a casi toda la población.
Un matrimonio y dos de sus hijos permanecían ayer en el calabozo
"Tú aquí ves ahora a los chiquillos de un lado a otro con las bicicletas, pero hasta ayer no les dejábamos alejarse de la puerta de casa", cuenta Isabel Díaz, vecina de Dolores, la mujer de 56 años que el domingo fue presuntamente arrastrada por el suelo por miembros de la familia Molina, incidente que desencadenó una batalla campal en el pueblo.
La familia Molina (el matrimonio y seis hijos, cuatro de ellos menores) llegó a Mirandilla hace 10 años. No se relacionaban con casi nadie y desde el primer momento tuvieron problemas con los vecinos. Insultos y amenazas sin venir a cuento o maniobras peligrosas con las motos cerca de los niños eran incidentes habituales.
Hartos de la situación, los vecinos convocaron el sábado una manifestación contra ellos. Ese día se saldó ya con un incidente, cuando el marido de Dolores fue a casa de su suegra, cercana a la de la familia Molina, y su coche fue apedreado.
Lo peor estaba por llegar. El domingo, fue Dolores la que se acercó a la casa de su madre. Fue entonces cuando varios miembros de la familia Molina salieron de su casa y presuntamente atacaron a la mujer. Corrió el boca a boca y el pueblo se concentró ante la vivienda de los Molina. Éstos, desde el interior, dispararon a los allí presentes con una pistola del calibre 22 y una escopeta. Balance, tres heridos. Esto encorajinó más a los vecinos de Mirandilla, alguno de los cuales también se presentó con escopeta ante la casa de los Molina. Cuando la Guardia Civil consiguió que éstos abandonaran su vivienda, los vecinos apedrearon los coches patrulla.
"Ahora sale que el pueblo ha agredido a la familia y a la Guardia Civil, pero se tendría que ver lo que hemos pasado para llegar hasta aquí", afirmaba Carmen, otra vecina. Una de las cosas más sorprendentes es que la mayoría de los vecinos ignoraba hasta ayer el nombre y los apellidos de la familia presuntamente hostil. "Se les conocía como Los quinquis", apunta una vecina. Los cuatro miembros de la familia mayores de edad estaban ayer en los calabozos de la Guardia Civil de Mérida. Los menores fueron acogidos por familiares. "Esto viene de lejos pero hemos estallado ahora", asegura otra vecina. La Guardia Civil ha puesto un dispositivo de vigilancia de 24 horas los próximos siete días. El temor de los vecinos: que acabe el plazo y los Molina vuelvan.
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