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El conflicto de Oriente Próximo

Los palestinos de Gaza y Cisjordania celebran el ataque terrorista

Un dirigente de Hamás reivindica el atentado contra la escuela rabínica

Cuando Israel padece, sus enemigos disfrutan. Es la palestina una sociedad vacunada contra la violencia. Su insensibilidad ante el dolor ajeno es notoria, entre otros motivos porque el sufrimiento que llevan soportando desde hace décadas es incomparablemente mayor que el que aqueja a Israel. No digamos si acaban de ser enterradas casi 130 personas en Gaza -la mitad civiles-, y si las víctimas del atentado del jueves son los hijos de los colonos (varias de las víctimas residían en los territorios ocupados).

En Gaza hubo tiros al aire, bocinazos, reparto de caramelos y rezos arrodillados
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Jerusalén vuelve a sentir miedo

La noche del jueves, cientos de personas salieron a las calles de Gaza para mostrar su júbilo por el atentado en Jerusalén. Las escenas fueron las habituales en estos casos: conductores haciendo sonar las bocinas, gente repartiendo caramelos, disparos al aire, personas arrodilladas dando gracias a Alá. En Cisjordania, con las patrullas militares en torno a cada pueblo y colonos lanzando pedradas a algunos vehículos palestinos, no brotaron estallidos de alegría. Sin embargo, el sentimiento es muy similar al que reina en la franja.

No es cuestión de fe religiosa. Un vecino de Belén, cristiano él, comentaba ayer a este diario que esta comunidad comparte la satisfacción. Sólo ayer, dos viviendas fueron demolidas en Belén, porque, según publica la prensa palestina, los dueños eran sospechosos de estar implicados en el ataque. "Hay algo que indigna a la gente. La comunidad internacional rechazó condenar a Israel por la matanza de Gaza el pasado fin de semana; desde la conferencia de Annapolis no se ha levantado un solo control militar y la construcción en los asentamientos prosigue. Nadie vislumbra la salida, y la mayoría piensa que el lenguaje de la violencia es el único que se entiende", comenta un portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina.

Si bien la mayoría de los palestinos no tienen inconveniente en tildar de "terrorista" el atentado del jueves, no se explican como no se juzga de igual manera los ataques contra la población civil palestina perpetrados por el Ejército israelí. A su juicio, es "terrorismo de Estado en estado puro".

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Aunque se conoce al autor de la masacre en la escuela religiosa judía, ninguna organización ha reivindicado fehacientemente la autoría. La agencia Reuters aseguró que un dirigente de Hamás se hizo responsable. Pero pocas horas después, el portavoz de su brazo armado, Abu Obaida, rechazó su implicación, aunque sembrando dudas: "Puede haber un pronunciamiento más tarde, pero no reclamamos ese honor todavía". Hay que esperar porque no sería de extrañar que Hamás asumiera su participación. Fauzi Barhum, uno de los portavoces políticos islamistas, afirmó: "Esta operación es una respuesta normal a la ocupación y a las masacres que sufrimos. Nuestra resistencia es un derecho legítimo". Otros dirigentes fundamentalistas la calificaron de "heroica".

Es precisa la cautela cuando se trata de reivindicaciones de atentados porque es frecuente que varias milicias se las atribuyan para ganar prestigio entre la población.

Un grupo de niños marcha durante una manifestación de apoyo a Hamás ayer en Gaza.
Un grupo de niños marcha durante una manifestación de apoyo a Hamás ayer en Gaza.AFP

Un terrorista árabe-israelí

- Ala Abu Dahim, el terrorista que mató a los ocho estudiantes talmúdicos el jueves, tenía 25 años y vivía en Jabel Mukaber, una aldea de Jerusalén Este de las más humildes que bordean Jerusalén.

- Según algunos de sus vecinos, estuvo empleado como conductor en la 'yeshiva' donde perpetró el ataque. Aunque desde hace tiempo no trabajaba para la institución.

- Ala Abu Dahim fue detenido hace cuatro meses y liberado dos meses después. No es extraño. Todos los días, el Ejército israelí practica redadas de palestinos a lo largo y ancho de Cisjordania.

- Gran parte de las tierras de Jabel Mukaber fueron confiscadas para construir el barrio judío de Harmon Hanatziv. Esto sucedió en los años ochenta. Desde hace cinco años, la construcción del muro de hormigón alrededor de la ciudad santa también ha afectado a Jabel Mukaber.

- El muro de cemento se levanta muy cerca de esta aldea. Las relaciones económicas y sociales de Jabel Mukaber con Belén y Jerusalén han sido eliminadas.

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