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Un palestino mata a tiros a ocho israelíes

El primer ataque terrorista en cinco años siembra el terror en Jerusalén

El terrorismo sacudió anoche Jerusalén por primera vez en cinco años. Y lo hizo en un lugar de extremada sensibilidad: una yeshiva (escuela religiosa judía) ubicada en un barrio ultraortodoxo. El atacante que ejecutó el atentado empleó un método nada habitual. No detonó el cinturón cargado de explosivos que portaba. Caída la noche, se adentró en el seminario Merkaz Haraz y disparó contra los estudiantes mientras cenaban. Ocho murieron y 20 fueron heridos.

Disparó contra los estudiantes y no detonó su cinturón bomba
La escuela rabínica atacada respalda la línea de los colonos judíos extremistas

Fue una suerte de atentado suicida, porque sabía que difícilmente podría salir vivo del impresionante cerco policial. Queda por averiguar la procedencia del terrorista, pero no es aventurado suponer que se trata de una venganza por la matanza de palestinos en Gaza durante el pasado fin de semana.

Como es fácil adivinar que la represalia israelí será contundente y que las negociaciones entre palestinos e israelíes han sufrido un golpe, el primero, devastador.

Jerusalén estaba en el trance de superar el trauma que provocó la oleada de atentados en los primeros años de la segunda Intifada, entre 2000 y 2003. Ayer regresó la conmoción. A las 20.30, el estruendo de las sirenas de ambulancias y coches de la policía presagiaba un acontecimiento siniestro. Acudían al barrio de Kiryat Moshe, en la mitad occidental de Jerusalén, donde la histeria se desató entre los vecinos.

Si el modus operandi fue novedoso, el recinto elegido adquiere una relevancia capital. Quien perpetró el ataque -abatido por un militar que estudiaba en el seminario- sabía bien dónde actuaba. La yeshiva Merkaz Harav, fundada hace 80 años, respalda la línea ideológica del Partido Nacional Religioso, una formación extremista que aboga por la colonización de Cisjordania. En la terminología de los colonos es Eretz Israel, la tierra otorgada por Dios a los judíos. Es harto improbable que los colonos de este territorio no traten de tomarse la justicia por su mano en las próximas horas o días.

Al cierre de esta edición, ningún grupo armado palestino había reivindicado el atentado. Pero a estas alturas de la escalada violenta que padecen los territorios palestinos, y en mucha menor medida Israel, poco importa.

En Gaza celebraron el atentado desde el preciso instante en que se conoció la noticia. Y la reacción israelí fue también inmediata. La aviación mató a cuatro milicianos en Jan Yunis, al sur de la franja.

Lo más plausible es que los agresores procedieran de Cisjordania o de Jerusalén Este. En este territorio ocupado, las protestas se han multiplicado durante la última semana tras la invasión del Ejército israelí de la franja, que concluyó el lunes con más 120 muertos, la mitad de ellos civiles inocentes. El odio, siempre presente, se palpaba más de lo que ya es habitual. Las razones de seguridad alegadas por Israel y la sed de venganza azuzada por la ocupación que esgrimen los palestinos abonan la aplicación incesante de la ley de Talión.

Como es natural, la negociación que conducen el presidente palestino, Mahmud Abbas, y el Gobierno de Ehud Olmert se resentirán tras el atentado. Si Abbas, que condenó el atentado, ya amagó con suspender las reuniones tras la masacre de Gaza, ahora sólo cabe esperar que el Ejecutivo hebreo reaccionará con enorme fuerza. Probablemente, también en Cisjordania. Y las acusaciones al presidente palestino relativas a su incapacidad para impedir los atentados lloverán desde todos los partidos de la derecha israelí. Tampoco será sencillo para Olmert soportar la presión de la extrema derecha.

Un equipo sanitario evacua a uno de los heridos en el ataque de ayer en Jerusalén.
Un equipo sanitario evacua a uno de los heridos en el ataque de ayer en Jerusalén.EFE

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