La Ley del Suelo
Inmune a la vergüenza ajena de los demás y sin ninguna propia, el señor Mariano Rajoy insiste en contarnos las querencias de esa niña ideal que reside a temporadas en su cerebro y en su corazón, sitios que yo supongo incómodos y fríos donde los haya. No me extraña que quiera emanciparse y tener casa propia cuanto antes. Pero lo tendrá crudo, y más si su hospedero intelectual llega al poder ejecutivo, porque su propuesta de liberalizar suelo público no es nada si no lleva aparejada una adecuada política de construcción de viviendas de protección oficial. En Madrid, centro de una extensa llanura edificable extensivamente, para los propietarios de suelo ha sido fácil simular la escasez de suelo mediante una tensión calculada de la demanda, sobre todo al no existir cuotas significativas reservadas a la construcción de vivienda protegida.
En esos casos, cuanto más pague el comprador por el producto final (vivienda libre), más caro se pagará el suelo, con independencia de su abundancia real. De hecho, desde la promulgación de la Ley 6/98 de liberalización del suelo -esa ley que según el señor Rajoy o no existe o no se ha aplicado, acusando al presidente del Gobierno de "no enterarse" del tema- que convertía todo el suelo, excepto el sometido a especial protección, en suelo urbanizable, el suelo urbanizado apto para la construcción de vivienda libre se encareció más de un 200% en el periodo 1998-2004.
Menos mal que al no haber superado la categoría de ectoplasma, la niña interior del señor Rajoy podrá continuar viviendo, mal que bien, en algún rincón de su cuerpo. Al menos hasta que cumpla 12 años, momento en que podrá encarcelarla -idealmente, claro, pero lejos de sí- debido a hipotéticas conductas delictivas. Lástima de niña, con lo española que era.
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