"Mi trabajo tiene dosis de detective privado"
El inspector Luis Díez de la Borbolla encuentra dificultades para investigar los accidentes
Luis Díez de la Borbolla emplea una buena parte de su jornada laboral en reconstruir accidentes ocurridos hace días. La mayoría de las veces "el escenario ha cambiado", por lo que este inspector debe rastrear las pistas existentes e intentar determinar qué ocurrió. Es crucial interrogar al encargado, al jefe de obra, a los trabajadores y a la víctima si ha sobrevivido. Pero los testimonios tienen una credibilidad limitada. "A veces no todo el mundo declara lo que tiene que declarar; en ocasiones se les alecciona para que digan otras cosas", explica el inspector.
La construcción es el sector donde transcurre el día a día de este profesional, con 22 años de experiencia a sus espaldas. El fallo más reconocible que detecta en las obras por donde pasa es "la falta de protección colectiva". También las carencias de formación de los trabajadores y, sobre todo, la deficiente coordinación entre la multitud de empresas que intervienen en un mismo proyecto.
Tras estos defectos subyace un elemento que explica el gran número de accidentes que se producen en España: las prisas. "Se descuida la responsabilidad por cumplir con los plazos", lamenta Díez de la Borbolla.
Aunque los trabajadores tienden en ocasiones a relajar la cautela, el inspector es rotundo respecto a la responsabilidad de velar por la seguridad: "La primera es del empresario". El diagnóstico lo comparte Bárbara Rodríguez, coordinadora técnica de prevención de riesgos laborales en la empresa Previlabor: "El empresario es el primero que se tiene que involucrar y muchas veces pasa", zanja.
Esta experta, encargada de visitar empresas para comprobar si cumplen con las normas de prevención, considera que las obras están "fatal" y que las compañías muestran un gran desconocimiento de la ley de prevención, en vigor desde 1995: "Muchísimas todavía no tienen ni el servicio de prevención contratado". Rodríguez confía en que la tarjeta profesional de la construcción, que obliga a acreditar formación para trabajar en una obra, reconduzca la situación.
Ambos profesionales comienzan a atisbar cierta mejoría. "Cada vez hay más conciencia. Yo he notado un cambio en los últimos 10 años, pero ésta es una guerra a largo plazo. A veces tengo la sensación de ser un granito de arena en el desierto", esboza con una sonrisa Díez de la Borbolla.
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