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El termómetro | Campaña electoral | ELECCIONES 2008
Columna
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Rayos y truenos

Hay rayos que no cesan y truenos a los que siempre se espera. Bajo un cielo y un sol andaluces, estalló la tormenta. Suele pasar. Siempre que puede, ETA irrumpe en la campaña electoral, con o sin ilegalizaciones, con la única intención de que el termómetro electoral salte por los aires y el debate se convierta nuevamente en la desagradable discusión sobre cómo alcanzar el fin de la violencia. Nunca consigue nada. Las elecciones, con o sin dolor, con o sin sangre, se realizan una detrás de otra demostrando que el sentimiento democrático es más fuerte que el sentimiento de dolor, de rabia, de indignación o de miedo. Se esperaba a ETA no porque lo hubiera anunciado el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, sino porque en cada cita electoral los ciudadanos sabemos que tarde o temprano aparecerá, si puede, con su olor característico a pólvora con mayor o menor estruendo y derramamiento de sangre.

Lo de ayer en el monte Arnotegi no fue sino la visita habitual. En cierto modo, recordaba al pasado, cuando aquella ETA primigenia volaba repetidores o instalaciones en los montes, a veces con artefactos escondidos en ikurriñas con trampa. Ayer, sin ikurriñas, la bomba parece que escondía una trampa de efectos mortales que fue descubierta antes de que surtiera efecto. Entre el rayo y el trueno pasó más tiempo del anunciado, pero aún así se pudo conseguir que todo quedase en un estallido, el estallido habitual que anuncia las malas noticias.

Pero la campaña electoral continúa adelante, con el rifirrafe entre Rajoy y Zapatero blandiendo sus armas dialécticas para los dos próximos superlunes televisivos, con Solbes recibido con aplausos por sus compañeros ministros tras el debate con Pizarro, al que el PP ha dado unos minutos de descanso tras su derrota en el combate dialéctico, con los partidos nacionalistas sabiendo que su papel en estas elecciones puede ser testimonial ahora, pero decisivo el 10 de marzo para la formación de Gobierno y para reafirmar o corregir sus rumbos políticos.

Pese a la amenaza de la muerte, la vida continúa. La izquierda abertzale radical fuera de las elecciones por decisión judicial, se ha decantado por la abstención y no por el voto nulo como en las elecciones municipales. La abstención es una decisión personal respetable, pero no una estrategia política. El armario de la abstención está lleno de tipos distintos que no admiten clasificación alguna, frente al voto nulo que es un voto activo, militante, expresivo. De aquel debate original en el entorno de la izquierda abertzale que promovía la no participación en las elecciones de la nueva democracia española, la no participación en las instituciones democráticas, se ha pasado, décadas después, a una batalla permanente por todo lo contrario. Lo que no ha cambiado es la postura en torno a la violencia. Así que en esa carrera de círculos concéntricos se vuelva una vez más al punto de partida. La izquierda abertzale radical promueve la abstención. Lástima que ETA no les haya hecho caso.

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