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Solbes exhibe un superávit récord del 2,23% como cierre de legislatura

La Administración central es la que más aporta al saneamiento de las cuentas

Lucía Abellán

Las cuentas públicas están más saneadas que nunca. Ni el declive de la construcción ni la moderación del consumo han hecho aún mella en los ingresos y los gastos del Estado. La diferencia entre ambos conceptos arrojó el año pasado un excedente de 23.368 millones de euros, equivalentes al 2,23% del producto interior bruto (PIB).

Se trata del superávit más abultado de los tres logrados en la legislatura y, por tanto, del mejor cierre anual de la democracia. Difícilmente se repetirá este año una cifra similar, pues la desaceleración económica atemperará el avance de los ingresos.

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Tras los últimos datos adversos de paro e inflación conocidos durante la precampaña electoral, la salud de las arcas públicas permite al vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, exhibir su gestión. El balance de las administraciones suele divulgarse a finales de febrero, pero Solbes ha preferido este año anunciarlo justo antes de que arranque oficialmente la campaña. "No se preocupen; el año que viene volvemos a la tradición", bromeó ayer el ministro.

La Administración central ha sido, por primera vez, la principal artífice del superávit. La aportación del 1,29% de PIB supera incluso el excedente de la Seguridad Social, que ha sido algo inferior al de 2006. El buen resultado de esas dos administraciones compensa con creces el pequeño déficit de comunidades y ayuntamientos. Frente al equilibrio registrado en 2006, las administraciones autonómicas se convirtieron en las más díscolas, con números rojos equivalentes al 0,17% del PIB.

Ni el ministro ni el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, quisieron precisar qué administraciones han gastado más de lo ingresado. Solbes se limitó a apuntar que mientras algunas han registrado "un déficit significativo", otras presentan superávit. Habitualmente, Hacienda es reacia a desvelar las cuentas de las comunidades para evitar polémicas con esas administraciones. La cautela ha sido mayor este año, a 15 días de las elecciones. Respecto a los ayuntamientos, Ocaña sí aclaró que, al contrario que en 2006, cuando el déficit se concentraba en el Ayuntamiento de Madrid, este año está "distribuido de forma relativamente amplia".

Tanto en el caso de las comunidades como en el de los ayuntamientos, los números rojos obedecen al parón inmobiliario. Buena parte de los ingresos territoriales proviene del ladrillo. Las comunidades, por ejemplo, han ingresado 1.700 millones de euros menos del impuesto de transmisiones patrimoniales, el que se paga por compraventa de viviendas de segunda mano.

De los tributos que recauda la Administración central, el único que se ha resentido ha sido el IVA, muy ligado al consumo y a las transacciones de vivienda nueva. De crecer un 9,6% en 2006 ha pasado a un tímido 2,2%, un síntoma claro de la desaceleración económica.

El resto de tributos avanza aún con más fuerza que antes. Pese a las rebajas fiscales introducidas el año pasado en el IRPF y en el impuesto de sociedades -el que pagan las empresas por sus beneficios- esos dos tributos crecen a porcentajes vigorosos: el 15,7% y el 20,5% respectivamente. En el buen comportamiento del impuesto sobre la renta han incidido las ganancias patrimoniales de los contribuyentes y en el de sociedades, la mejora de los beneficios de las empresas, explica Hacienda.

El secretario de Estado trató de desterrar la idea de que las rebajas fiscales apenas han tenido efecto. "Sin la reforma, la recaudación habría crecido un punto más", justificó. Hasta el momento, el recorte de impuestos se ha traducido en 1.578 millones de euros más para los contribuyentes de IRPF y en 640 para los de sociedades. Las cifras están lejos de la previsión inicial, que superaba los 4.000 millones en total. El ministerio argumenta que hay que esperar a las declaraciones correspondientes a los ingresos de 2007, que se presentan entre mayo y julio.

Con este colchón de ingresos, "hay más margen para hacer cosas", señaló Solbes. El ministro reconoció que el crecimiento económico puede ser este año inferior a lo previsto (3,1%). Los riesgos están "claramente a la baja", admitió un Solbes distendido que ironizó acerca del catastrofismo económico: "Hay muchísimo interés en demostrar que España se hunde, pero la realidad es la que es".

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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