La Hacienda guipuzcoana releva a dos altos cargos por pérdida de confianza
Incorpora a diez nuevos inspectores para reforzar la lucha contra el fraude
El escándalo del fraude de Irún, que eleva ya a 8,1 millones de euros el dinero sustraído al fisco guipuzcoano, ha llevado la Hacienda foral a remodelar la estructura orgánica del departamento con la finalidad de mejorar los controles internos y reforzar la lucha contra la elusión fiscal. Entre los cambios que se van a introducir, Pello González (EA), el diputado del ramo, confirmó ayer el relevo de dos altos cargos por "pérdida de confianza". Se trata de Juan Pardo, quien era el responsable inmediatamente superior de José María Bravo, encarcelado por ser el presunto cerebro de la trama de Irún, y Juan Romero, que ejercía como subdirector general de Inspección.
Juan Pardo, jefe de Bravo, se encargará ahora del servicio de calidad
Pardo era el jefe de la Unidad de Coordinación de Oficinas Tributarias durante los años en que se perpetró la estafa en la oficina de Irún. Este funcionario ha declarado como testigo ante la jueza que instruye el caso y la semana pasada compareció ante la comisión de las Juntas Generales que investiga las posibles responsabilidades políticas. González le ha asignado ahora la jefatura del servicio de "calidad en la gestión".
El diputado insistió en que no hay pruebas en contra de Pardo, aunque admitió la relación jerárquica con Bravo y que hubo "indicios" con respecto a la oficina de Irún de que "algo no funcionaba bien". Y agregó: "Lo que yo he transmitido a ese señor es que si esos indicios se convierten en prueba, el primero que le va a encausar es el señor diputado". Por su parte, el también funcionario Juan Romero se ocupará de dirigir una de las dos unidades de Inspección de nueva creación.
Las nuevas funciones de Pardo y Romero se enmarcan dentro de una profunda reestructuración interna de la Hacienda guipuzcoana, que cuenta con una plantilla de 487 trabajadores, de los que una treintena son de libre designación. La principal novedad consiste en la contratación de diez inspectores, que estarán adscritos a dos nuevas unidades de inspección y tendrán asignada la misión de "optimizar la lucha contra el fraude fiscal".
Además de estos inspectores, la Hacienda creará tres plazas para extremar el control interno en el área de auditoría, otras cinco para reforzar el área del Impuesto de Sociedades y dos para la comprobación de declaraciones.
El nuevo organigrama del departamento ha sido realizado bajo los principios de "transparencia, eficacia y estabilidad", explicó González, quien insistió en que la renovación interna responde a su deseo de que la Hacienda guipuzcoana recobre la confianza que se ha visto "menoscabada" tras destaparse el escándalo del fraude de la oficina tributaria de Irún.
El departamento de Finanzas, que tiene previsto abrir una unidad de atención ciudadana, también va a renovar el primer nivel de la Dirección General de Hacienda. Cambiarán los responsables de las subdirecciones de Inspección y Recaudación, así como el de la jefatura de impuestos directos.
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