Un delito de tráfico cada hora
Los Mossos han denunciado 1.400 delitos desde la reforma del Código Penal, la mayoría (75%) por exceso de alcohol - Los temerarios hacen trabajos para la comunidad, pero aún no pisan la cárcel
Un hombre iba tan borracho que se quedó dormido en medio de la carretera, con las luces encendidas y el motor en marcha. El conductor de un turismo fue cazado por el radar circulando a 202 kilómetros por hora en un tramo limitado a 100. Un joven decidió coger el coche ebrio, drogado, sin carnet y contra dirección, después de salir de un after hours. Y un camionero circulaba como si tal cosa con una tasa de alcohol que triplicaba la permitida. Lo hacía, además, con tres menores a su cargo.
Los gestores del tráfico piden "tiempo" para ver los efectos de la ley
La policía ha detenido a 248 conductores en los dos primeros meses
Estos personajes anónimos tienen un nexo común: son conductores temerarios y se les han imputado uno o varios delitos de tráfico recogidos en la reciente reforma del Código Penal. No son pocos. Cada día, desde que entró en vigor el cambio -el pasado 2 de diciembre- los Mossos d'Esquadra denuncian una media de 24 presuntos delitos de este tipo al día. Uno cada hora. La inmensa mayoría (75%) están relacionados con el consumo excesivo de alcohol. Las cifras absolutas también asustan: 1.400 delitos, 248 detenidos y 199 juicios rápidos celebrados.
La iniciativa para que los conductores se enfrenten a juicio y, en última instancia, vayan a la cárcel, debía servir para aleccionar a los temerarios. Pero no parece que, hasta el momento, la estrategia haya surtido efecto. "Tenemos que esperar. Ahora, los detenidos van a juicio, pagan una multa y como mucho realizan trabajos para la comunidad. Pero cuando reincidan irán a prisión. Y el miedo a eso debería mejorar los comportamientos en la carretera", indica el jefe de la división de Tráfico de la policía autonómica, Sergi Pla.
La guerra está centrada en dos frentes: alcohol y velocidad. El Código Penal considera ahora delito conducir con una tasa de alcohol superior a los 0,60 miligramos por litro de aire aspirado. "O con menos alcohol en el cuerpo", matiza Pla, "pero mostrando síntomas de que su conducción puede resultar peligrosa". De ahí la sorpresa de algunos conductores al saber que deben enfrentarse a juicio sin sobrepasar el límite de los 0,60.
En contra de la idea generalizada, los jóvenes no copan los 1.073 delitos registrados por alcoholemia y consumo de drogas. Lo hacen de forma intensiva los fines de semana, en los controles policiales que se despliegan junto a las zonas de ocio, pero no los días laborables, cuando el perfil del delincuente de la carretera responde al de un hombre de entre 35 y 50 años "con una cultura del alcohol muy enraizada", señala el director del Servicio Catalán de Tráfico, Josep Pérez Moya. También hay especial atención al comportamiento en carretera de los conductores de camiones.
Si con el alcohol "los resultados de la reforma aún están por ver", sostiene Pérez Moya, con el exceso de velocidad ocurre otro tanto. La ley fija, por ejemplo, penas de prisión de tres a seis meses (o, a cambio de eludir la cárcel, multa y trabajos para la comunidad) si se supera en 80 kilómetros por hora la velocidad permitida en carretera. En autopista, eso equivale a ir a 201 kilómetros por hora. Es una velocidad muy alta, que algunos coches ni siquiera alcanzan, y por ello las imputaciones por este delito son raras: 25.
Pero, ¿qué ocurre con los conductores que ponen el contador a 180 y, generando la misma inseguridad, eluden enfrentarse al juicio? "Aquí es donde el Código Penal no nos sirve y, por tanto, hemos de replantear nuestro plan integral. Debemos concentrar nuestra estrategia en los puntos negros, como los túneles", subraya el director del SCT.
La inmensa mayoría de los juicios rápidos celebrados hasta ahora se han resuelto por conformidad entre las partes. El denunciado acepta su condena, porque difícilmente puede dar la réplica a las pruebas policiales. "No hay saturación en los juzgados y, por ahora, la mayoría de decisiones van en la línea de cambiar las penas de cárcel por trabajos en beneficio de la comunidad", subraya la juez decana de Barcelona, Maria Sanahuja. Es una práctica que la presidenta de la Asociación de Víctimas de Accidentes de Tráfico, Eugènia Domènech, ve "positiva". "Sobre todo, en casos en que no ha habido lesiones ni muertes. De todas formas, aún hemos de dejar un margen de tiempo para ver los efectos de la reforma del Código Penal", añade.
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